Bianca

2.1K 219 1
                                    

-Andiamo Zia!- grito cuando ella baja el ritmo de sus golpes a las manoplas que estoy sujetando.

(¡Vamos Zia!, Andiamo Zia!

-No puedo más regina- se rinde dejándose caer al cuadrilátero respirando agitadamente tratando de recuperar todo el aire posible.

-Tienes que seguir Zia, que puedas matar a alguien con una pistola no significa que te puedas salvar de esto. En cuerpo a cuerpo eres una mierda- digo y ella bufa quitándose los guantes sabiendo que tengo razón.

No niego que Gio y Alessandro lo hayan hecho bien con ella, pero enseñarle a disparar o a lanzar cuchillos no es nada comparado con todo lo que le tengo que enseñar.

-No estoy tan mal regina-murmura levantándose del suelo para acercarse a la esquina y darle un trago a su agua- ¿Qué puedo hacer para que veas que te equivocas?

-Pelear bien- digo cruzándome de brazos.

-Me apuesto 50 euros a que te gano en un combate- dice sonriendo de lado y yo me río atrayendo las miradas curiosas de mis hombres que paran de entrenar al oírme.

-Lo secundo, otros 50- dice Gio dándole un golpe a la lona desde el suelo y elevo mi ceja inquisitiva, enserio quiere tirar su dinero de esta manera.

-Bien- me encojo de hombros y me subo a las cuerdas- ¡Atención! - grito atrayendo las miradas de los pocos que no se habían acercado a nosotras - Me acaban de retar a un combate cuerpo a cuerpo. Apostad vuestra ganadora con Giovanni.

Al segundo todos se acercan a él y la gran mayoría que creen que ganaré yo, pero también hay algunos que me sorprenden cuando dicen que la sangre nueva siempre es superior.

Se quita las vendas de las manos quedando con los nudillos desnudos al igual que yo, me recojo el pelo en un moño bajo y me quito la camiseta sudada quedando en un sujetador deportivo.

Muevo los hombros comenzando a calentar cuando acaban las apuestas y Gio se acerca a ella, supongo para darle algunos consejos de dónde puede golpear, pero es poco fiable porque él nunca me ha ganado.

La puerta se abre y entra Alessandro con el carrito, una sonrisa cubre mi rostro cuando se acercan a mí. Llega a mi esquina del cuadrilátero y me agacho acariciando a Vincenzo con mi dedo haciéndolo sonreír y patalear emocionado al verme.

- ¿Qué está pasando aquí? - pregunta mi marido frunciendo el ceño mirando a todos los que nos rodean.

-Zia se ha despertado queriendo una paliza mía y han apostado por quién ganará- digo y el suelta una carcajada.

- ¿Con quién tengo que hablar?

-Con Gio- digo y el besa mis labios cortamente antes de acercarse a él.

- ¡Pero bueno! - grita Gio carcajeándose al ver a Alessandro- ¿A quién apoyará i re?

(I re, el rey)

-A Zia –dice y abro los ojos sorprendida, eso no me lo veía venir.

Me acerco a ellos y me cuelo entre las cuerdas para señalar a Vincenzo.

-Dámelo- le digo a Alessandro y el frunce el ceño.

- ¿Para qué? - pregunta desconfiado pero cuando lo miro fijamente, cede y coge al bebé de su carrito para dármelo.

-Bien- carraspeo incorporándome con él en mis brazos, me mira sonriente y pone su pequeña mano en mi barbilla- ¿Quién crees que ganará? ¿Ella...-le pregunto señalándola y cuando hago el amago de dárselo el comienza a chillar así que lo atraigo de nuevo a mis brazos- o yo? - cuestiono divertida y él sonríe pataleando emocionado al mirarme.

-Venga ya- bufa Zia al ser rechazada por un bebé.

-Te dedicaré la victoria pequeño- le susurro y beso su pequeña cabeza antes de devolvérselo a Alessandro.

Vuelvo a mi esquina y Gio nos da la señal para comenzar, Zia coge distancias sin saber cómo comenzar. Me acerco a ella y eleva la guardia protegiéndose el rostro, encajo un gancho en su estómago consiguiendo que se doble y baje los brazos.

Le doy otro golpe en la mandíbula y me alejo divertida, podría haber acabado ahí la pelea, pero quiero algo más de acción ahora que por fin he recuperado la fuerza y el peso que perdí desde que estuve en la cárcel.

Zia sacude la cabeza y gruñe mirándome, me ataca tratando de conectar su puño en mi rostro, pero la esquivo y al girar consigo encajar mi codo en su espalda. Se va contra las cuerdas haciendo una mueca y los que han apostado por ella la animan para que siga peleando.

Se gira y embiste contra mí, enreda sus brazos en mi cintura y dejo que me tire al suelo. Tarda mucho en colocarse tratando de inmovilizarme y ruedo los ojos cuando veo que solo se ha colocado entre mis piernas dejándolas libres.

Levanto mis piernas y las engancho en su cuello haciendo presión para cortarle momentáneamente la respiración, jadea sorprendida cuando quedo encima de ella en cuestión de segundos.

-Ríndete Zia- le digo cuando la inmovilizo con mis piernas.

Gruñe tratando de liberarse desesperadamente, libera uno de sus puños y me golpea en el labio consiguiendo que la suelte. Se levanta jadeando y cuando saboreo la sangre en mis labios sé que es momento de dejar de jugar, esto ha ido demasiado lejos.

Apoyo mis palmas en el suelo al lado de mi cabeza y me impulso levantándome de un salto. Escupo la sangre antes de acercarme a ella y me agacho barriendo sus pies con mi pierna consiguiendo que caiga al suelo.

Con los antebrazos se cubre el rostro y aprovecho para golpear uno de sus pechos, ella se queja llevándose las manos al lugar donde le acabo de dar y aprovecho para coger uno de sus brazos.

Me tumbo rápidamente y aprisiono su brazo entre mis piernas, tiro con fuerza oyéndola quejarse. La inmovilizo en segundos y sonrío sabiendo que si se mueve le disloco el hombro.

Golpea mi rodilla rindiéndose la suelto sonriendo de lado, ella jadea adolorida masajeándose el brazo y me levanto del suelo ofreciéndole mi mano para que se levante.

Agarra mi mano y la levanto del suelo, hace una mueca, pero asiente antes de coger mi brazo y elevarlo declarándome ganadora. Los míos celebran y veo a Alessandro sonreírme.

Zia me suelta y ambas bajamos del cuadrilátero, me acerco al pequeño carrito viendo a Vincenzo. Lo cojo en mis brazos y el deja caer su cabeza en mi pecho sonriente.

-Eso tiene mala pinta- dice Alessandro mirando mi labio roto.

-No es nada- digo rodando los ojos cuando agarra mi barbilla con cuidado para examinarlo de cerca.

Saca un pañuelo de su bolsillo y limpia la sangre para inspeccionar la herida, arruga la nariz, pero se aleja.

-Has tenido suerte, no harán falta puntos, pero cuando lleguemos a casa irás directa a la enfermería para que pueda desinfectar eso- dice y asiento varias veces desinteresada sabiendo que siempre dice lo mismo y luego nunca voy, es él quien viene a curarme allí donde esté.

-Has tenido suerte, no harán falta puntos, pero cuando lleguemos a casa irás directa a la enfermería para que pueda desinfectar eso- dice y asiento varias veces desinteresada sabiendo que siempre dice lo mismo y luego nunca voy, es él quien viene ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
I re della mafia (U.C.C #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora