[Prólogo]

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Daegu, 1911.

–¡No hacen nada bien, maldición!

El sonido de los cubiertos de plata saltando sobre la fina madera del comedor principal hace que los empleados den un salto en su sitio, pues por más que deberían de estar acostumbrados al mal temperamento del chico y sus arrebatos, seguían sintiendo algo de temor por sus comportamientos hostiles. Todos tenían la cabeza gacha mientras eran reprendidos por el azabache, asintiendo a cada palabra y disculpándose para traerle algo mejor de cenar, muchos de ellos reprimiendo sus insultos para evitar más conflictos.

El motivo por el cual Soobin estaba tan furioso, es porque esa noche era 24 de Diciembre -fecha conocida popularmente como Navidad-, y él se hallaba solo, como casi cualquier otro día común, rodeado de empleados que, según él, no eran eficaces ni considerados con sus exigencias bastante justas. Su padre estaba muy ocupado con su actual novia en la fiesta de gala en una de las lujosas propiedades de su círculo social, algo a lo que él se negó a acompañarle. Agregando a que su madre hace muchos años que falleció por una terrible enfermedad, era hijo único, no es cercano a sus familiares y no posee demasiados amigos, o más bien ninguno.

Para Soobin esa festividad no era más que una excusa para regalar objetos pomposos para impresionar y fingir estima - y en lo particular a él no le falta nada más entre sus riquezas-, además de ser una celebración mediocre para engordar y perder un buen físico, otro motivo por el cual se opuso rotundamente ante la "sorpresa" improvisada de sus empleados: Un banquete con pastel de su favorito, Bulgogi, fideos de patatas con Kimchi y un gran Baesuk.

¡Era una tentación muy desconsiderada la que le ponían en su cara, demonios! De no ser porque era bastante estricto consigo mismo y su cuidado personal, habría caído en los provocativos manjares servidos, pero el no poder comerlos, y la tonta decoración que realizaron mientras estuvo en su siesta toda la tarde, le irritaron de sobremanera.

Él no pasa buenas navidades, no tiene a nadie querido que le rodee, y no le agrada que se lo recuerden o que le den actos de lastima con sonrisas falsas para ganarse su adoración. Muchos "no" en una oración deben ser motivo suficiente para repudiar la festividad.

–Y-ya hemos donado todo a los vecinos, señor...

–Boten el ridículo pino que está en la sala, o quémenlo, me da igual. 

–Soobin-ah, disculpa... Si no deseas celebrar la navidad tampoco este año, ¿Podríamos irnos a casa? – Nayeon se atrevió a dar su petición con cierto nerviosismo, sobre todo cuando los pasos del chico alto se detuvieron en seco. Ella no solía dejarle solo, a pesar de que no conmemoraba la fecha, tampoco lo culpa por ello, sin embargo tenía un motivo de peso; su familia que la esperaba, iba tarde –. E-es que todos nos quedamos aquí por ti, pensamos que esta vez querrías...

–Quiero que cierren la boca de una buena vez y dejen de ser tan inútiles  – corta tajante, volteando con una mirada tan fría como la temperatura afuera de la mansión, helando los huesos de cada presente y estremeciéndoles por su voracidad –. No necesito su lastima ni su barata condescendencia. Si desean irse, bienvenidos sean, pero quien dé un paso por esa puerta, no se atreva a regresar. 

Choi se marcha al jardín con los puños apretados y la mandíbula tensa, casi pateando cualquier mueble o decoración que se atraviese en su camino. Los empleados en su sitio sueltan el aire retenido y niegan, unos tristes y otros muy molestos.

–Va a quedarse solo si continua con esos malos comportamientos.

–Es lo que parece anhelar.

–Y eso tendrá, porque yo me largo a casa.

Maze In The Mirror | SooJunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora