[5: Give & Receive]

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–¿Es un intento de buena suerte? – Yeonjun parpadea con la vista clavada en el alto joven frente a él

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–¿Es un intento de buena suerte? – Yeonjun parpadea con la vista clavada en el alto joven frente a él. Sigue en pijamas puesto a que era muy temprano aún, y cuando abrió la puerta se lo encontró con un saco de monedas pequeño que le extendió alegando que eran "motivacionales". Necesita corroborar que sigue despierto porque aquello era ciertamente absurdo –. ¿Dices que me darás todos esos wones si apruebo?

Soobin no comprende porqué su mayor luce tan perdido con sus palabras, era un gesto sumamente natural y rutinario para alguien como él; ofrecer algo a cambio de un buen resultado.

–Es un incentivo, sí.

–No funciona de esa manera – exhala peinando sus desordenados cabellos hacia atrás, al toparse con los ojos contrarios clavados en él, inquiere:–. ¿Qué?

–Hay baba reseca en tu mentón.

Yeonjun como acto de reflejo se limpia con rapidez, maldiciendo y cerrando la puerta con malhumor. A la media hora estaba listo y bajando por las escaleras para desayunar junto al resto, repasa mentalmente el tema del examen de idiomas universales que va a presentar y a su vez mastica en automático el delicioso Hotteok que preparó la madre de Beomgyu una vez está comiendo.

La mujer consentía a los estudiantes como cuando estaban mas pequeños, preparando sus panqueques favoritos para que tuviesen un buen animo a pesar de los nervios en su último día de clases antes de las vacaciones de invierno. Observa feliz como degustan sus platos, bebiendo también del jugo de naranja, y no puede evitar negar en desacuerdo por las evasivas entre su hijo y el pelirrojo que no se cruzan miradas ni por accidente.

Los jóvenes se complican demasiado, verdaderamente.

–Entonces, ¿Están preparados para sus actividades de hoy?

–Ujum, señora Choi.

–A-algo así, mamá.

–Yo estoy bien.

–Confío en ustedes, y aunque es increíble una buena calificación, recuerden que dieron su mayor esfuerzo y está bien si no lo hacen perfecto.

Sonríen y asienten a las joviales palabras de la mujer, a excepción del extrañado pelinegro que presencia la escena. Estaba acostumbrado a que su padre o mentores le exigieran una perfección magistral, él no tenía permitido fallar o flaquear, solamente su madre o Nayeon eran suaves con él, hasta que la primera falleció y él alejó a la segunda...

–¿Soobin?

–¿Hm, disculpe?

–Te preguntaba si te gustó el desayuno.

–Oh, por supuesto, señora Choi.

Yeon aporta con simpleza:

–Bueno, es un tiro de suerte.

Maze In The Mirror | SooJunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora