NOVIOS

39 2 0
                                    


–Hola buenas dígame.

–Buenos días Carlo. Pensaba que habías guardado mi número de teléfono.– bromeo felizmente Andrea, la chica que me había llamado desde la agencia.

– Sí sí claro, perdona es que me pillabas aquí..., bueno no me he fijado en quién era.–mentí descaradamente.

No había guardado su número porque cuando me llamó en ese momento no creía posible el hecho de que acabara firmando ese contrato.

–Carlo, ¿estás solo? –pregunto mucho menos alegre que antes.

–¿Puedes hablar tranquilamente?, esta llamada es complicada y bueno...

Yo miré fijamente la puerta principal de mi piso, ya que Guille acababa de salir por ella hacía menos de 5 minutos. Estaba sentado en el sofá, intentando pensar una solución al problema con la fiesta del cortometraje y lo de Maria, así que por segunda vez en menos de dos minutos volví a mentir descaradamente.

–Si si, claro que si, dime estoy solo.

–Gracias Carlo, veras no sé cómo explicarte esto de la forma más sencilla posible así qué creo que lo mejor será decírtelo así sin más.

Así sin más, la frase que no paraba de perseguirme desde el día que nací.

–La agencia necesita que te vengas a vivir a Madrid, permanentemente. Que te mudes lo antes posible. Todo correría por supuesto a cargo nuestra, nosotros te conseguimos un piso, uno de los mejores de Madrid, en una de las mejores zonas. Donde tú lo quieras pero tienes que venir solo Carlo, no puedes venir con la chica de la entrevista.

Mi mente no era capaz de procesar las últimas palabras acababa de recibir, estaba entrando en un colapso mental. Me quedé con la mirada fija al frente, sin entender nada de lo que estaba pasando. Mientras mi mente caía sin control alguno en un frío y oscuro abismo lleno solamente de preguntas sin respuestas.

Ni siquiera daba vueltas como loco por mi piso, tratando de encontrar cualquier solución o al menos alguna excusa con sentido. Simplemente no era capaz de procesar el hecho de que me tenía que mudar.

Sin saber si fue cosa de mi cerebro, de mi cuerpo o simplemente algo más, mis labios se abrieron y mi boca comenzó a dejar escapar palabras y palabras.

–¿Cómo que me tengo que mudar a Madrid?, –pregunte entre cabreado y asombrado–, eso no fue lo que firme.

– Carlo todo ha cambiado, tu canción ha alcanzado niveles que ni siquiera nosotros esperábamos. Demasiada gente está interesada y con el estreno de tu nuevo cortometraje cada vez más y más focos están encima de ti. Así que la agencia necesita, y que quede entre tú y yo Carlo, necesita controlarte. Necesita que estés en Madrid, que puedas ir sin problemas a entrevistas con los más famosos, cantes en los mejores sitios y estrenes en los mejores cines. No puedes seguir viviendo en Mallorca si quieres llegar a lo más alto. Como una vez nos dijiste, como una vez soñaste, llegar hasta el cielo.

*¿Triunfar?*

Qué sentido tenía triunfar si no tenía a Maria ni a Guille a mi lado, para apoyarme y disfrutar de mi éxito. Qué sentido tenía triunfar si para lograrlo tenía que sacrificar lo más importante de mi vida, sacrificar el único lugar el cual me había hecho sentir que por fin estaba en casa.

Un silencio invadió por completo la sala de estar. Nada se movía y nada hacía ruido.

– Pero eso no es lo que yo firme, en ningún momento me dijisteis que sí quería llegar a triunfar tendría que mudarme. No puedo mudarme, mi vida está aquí. Mis historias están aquí, mis canciones están aquí. En Madrid yo no soy nadie, mis cosas no son nada. Estar en Mallorca es parte de mi arte.

Distintas CasualidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora