Día 6: Se conocen en una boda

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Shipp: Manigoldo x Verónica

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Maldita la hora en que aceptó ir a aquella boda, estaba más aburrido que una ostra.

Ya era la quinta boda a la que iba en los últimos diez años. El primero en caer había sido Cid, después le siguió el hermano de Aspros, luego el mismo Aspros se tragó sus propias palabras y fue el tercero, el cuarto fue Albafica, y ahora Kardia.

Era el único que seguía siendo un soltero libre. Los demás ya tenían pareja y algunos hasta hijos. No le molestaba en absoluto su soltería, hace unos años decía que jamás la dejaría, pero los años habían pasado, y ahora estaba seguro de que la dejaría cuando encontrara a la persona indicada, lo cual no parecía estar cerca de ocurrir.

En cuanto la barra de bebidas abrió, fue a tomar un trago para intentar matar el tiempo, la recepción había comenzado hace apenas un par de horas, el atardecer apenas comenzaba a teñir el cielo de tonos anaranjados y violetas. La fiesta iba para largo.

Al acercarse e intentar tomar una copa, su mano se rozó con la de alguien más. Por puro instinto alzó la vista, topándose con unos peculiares ojos púrpuras.

- Oh, lo siento.- Mencionó aquel rubio de curiosos ojos.- No me dí cuenta de que la querías.

- Descuida, quédatela.- Respondió con su típico desinterés.

- Pues muchas gracias.- Sonrió aquel desconocido, tomando la copa de champagne, para después llevársela a los labios pintados por un tinte negro, con ligeros destellos purpuras.- Por cierto, me llamo Verónica.

- Pégame por preguntón.- Respondió con una leve burla, tomando otra copa.

El rubio dejó escapar una pequeña risa.- ¿Y tú?

- Manigoldo.- Respondió finalmente, dándole un trago más a la copa.- ¿Vienes de parte de Calvera?

- En realidad no conozco a los novios, solo vine como acompañante de mi primo.- Dijo con una leve sonrisa.- Su esposo está de viaje y no pudo venir, así que me trajo a mí para no llegar sólo.

- ¿De casualidad ese primo no se llama Albafica?

- ¿Lo conoces?

- Desde los seis años en realidad.- Sonrió Manigoldo.- Cuando lo confundieron con una niña y la profesora lo regañó por llevar pantalón en vez de la falda.- Añadió, riendo al recordar la peculiar forma en que Albafica se integró a su grupo.- Su padre tuvo que ir al escuela, con el certificado de nacimiento y otras cosas... Aún recuerdo la cara de la malvada bruja al caer en cuenta de su error.

- Sí, mi tío Lugonis siempre cuenta esa historia.- Rió el rubio.- ¿Cómo supiste que él era mi primo?

- Alguna vez nos mencionó que todos en su familia tienen rasgos muy parecidos, y vaya que Lugonis es un ejemplo de eso.- Respondió, terminandose el champagne.- Por eso lo deduje.

Verónica solo le sonrió.- Ya veo.- Dijo.- ¿Y tú?, ¿vienes con alguien?

- Ja, ni hablar.- Rió levemente.- Hasta ahora no ha aparecido alguien que sea capaz de domar a este semental.

El rubio se rió, dejando después la copa de lado. Para ser sincero, le agradaba el humor y carácter tan confiado de aquel hombre.

- ¿Y se puede saber qué se necesita para lograrlo?

- No soy fácil de conquistar, risitos.

- Es válido al menos hacer el intento, ¿no?- Expresó con una sonrisa el rubio.

Manigoldo le sonrió de vuelta. Ese chico tenía actitud, del tipo que le agradaba. No tenía problema alguno en mostrar abiertamente su sexualidad, hace años que ese tema dejó de ser un tabú en su vida, y ahora se sentía libre de ser quien era. Cuando Albafica salió del clóset a los 17 años y nadie hizo un escándalo al respecto, supo que podía ser sincero con sus amigos, y tal y como con Albafica nadie se escandalizó porque uno de ellos fuera gay, nadie hizo un escándalo por qué otro fuera bisexual.

- ¿Bailas?- Le sonrió Verónica cuando la música comenzó a sonar.

- ¿Por qué no?- Rió levemente.- ¿Me concede esta pieza, caballero?- Preguntó, haciendo una leve reverencia, ofreciéndole el brazo al rubio, quién rió suavemente antes de responder.

- Encantado.- Accedió Verónica, tomándole del brazo.

La música era una canción en inglés, del género jazz combinado con pop. Varias parejas se habían animado a acomodar a los novios en la pista de baile, acomodándose rápidamente al ritmo con algo de sabor latino.

Manigoldo y su nuevo compañero supieron acoplarse bien uno al otro. Un pequeño dato que pocos sabían del italiano, y que nadie siquiera sospecharía a simple vista, era que de niño y durante parte de su adolescencia, solía tomar clases de baile en sus tiempos libres como actividad extracurricular, y de hecho era bastante bueno en casi todo tipo de géneros, desde flamenco hasta ritmos latinos. Quizás el único en el que no le fue tan bien fue el ballet, dónde más de una vez terminó con esguince en un mal movimiento.

Verónica también solía tomar clases de baile de niño y adolescente, así que no lo hacía nada mal.

Rápidamente se volvieron el centro de atención, logrando que las miradas de varios se posaran en ellos.

- ¿Será que al fin alguien atrapó en la red al cangrejo?- Preguntó algo burlón Kardia, mirando de reojo a la pareja, mientras bailaba con su ahora esposa.

- Oh, no, ni siquiera pienses en ir a arruinarlo.- Lo regañó la peli-negra, reteniendolo.

- Solo bromeo, no voy a echarle a perder que al fin atrapó algo.- Rió el peli-violeta, devolviendo su atención a su esposa.- Por un momento creí que iba a terminar siendo un suggar daddy o el loco de los gatos, no había punto intermedio.

Calvera solo rodó los ojos con una leve sonrisa culposa, su esposo definitivamente no cambiaba, pero así lo quería.

- Alguien golpeeme, porque creo que me estoy quedando tan ciego como Asmita.- Murmuró Aspros a su esposa, mientras miraban desde su mesa.

- Aspros.- Le reprochó Chris.

- Ciega, pero no sorda, Aspros.- Dijo con una leve risa la rubia, que bailaba con su esposo y se detuvo solo para ir a darle un leve golpe en la nuca a su cuñado.

Defteros se acercó con su esposa para tomarla suavemente de la mano y retomar el baile donde se habían quedado, dejando a Aspros refunfuñando y Chris riéndose levemente.

- ¿Será que Manigoldo al fin encontró lo que buscaba?- Murmuró Defteros, abrazando a su esposa.

- Algo me dice que la próxima boda será la suya.- Respondió la rubia con una sonrisa.- Dices que es el primo de Albafica, ¿no?

- Creo que sí.

La canción siguió, y cuando finalmente terminó, algunos volvieron a sus lugares para descansar un momento, y otros permanecieron en la pista de baile, esperando que comenzara la siguiente.

- No lo haces nada mal.- Halagó Manigoldo la destreza del otro.

- Lo mismo digo.- Le devolvió el cumplido Verónica.- Deberíamos ir a bailar algún día.

- Dí fecha y hora.

- La próxima semana, viernes a las 8, club nocturno Underworld.- Respondió el rubio.- Y no es una pregunta, es un aviso.

- Ahí estaré.- Sonrió el peli-violeta. Esa actitud le gustaba en una persona.

Quién sabe, quizás la siguiente boda sería la suya...

Flufftober 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora