Día 21: Envía flores

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Shipp: Radamanthys x Pandora

Universo de Saint Seiya.// Headcanon

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La conoció hace tiempo, la comandante del ejército de Hades. Aquella hermosa mujer de piel pálida y cabellos oscuros.

Se supone que los espectros no debían sentir nada por nadie, no debían sentir más que devoción por su dios, y por nadie más. Radamanthys, siendo considerado el más recto, fuerte y leal de los tres jueces, vivía siguiendo al pie de la letra cada uno de esos designios, o al menos eso aparentaba.

Fue el primero de los jueces en ser llamado para apoyar en la guerra contra Athena. Al inicio no eran más que un puñado de espectros que en la última guerra santa habían logrado salvarse del aprisionamiento por tener un rol imprescindible que desempeñar en el Inframundo— cómo Caronte—, y otros más que ya habían logrado escapar del sello de Athena, —cómo Pharao—, él y Pandora. No podían hacer mucho realmente. Solo ser pacientes, recibir a los espectros conforme fueran escapando del sello y esperar a que el momento de actuar llegara.

Pandora era una mujer hermosa, de eso no había duda alguna, pero no fue eso lo que lo cautivó. Ella poseía un carácter fuerte, un temperamento que daba miedo por momentos, determinación, inteligencia, seguridad y confianza en sí misma. Sin duda, una mujer sin igual.

Al inicio era simple respeto mutuo, como iguales al estar al frente de partes del ejército de Hades, pero poco a poco fue creciendo hasta volverse algo más que solo eso.

Radamanthys estuvo presente en muchos momentos, desde que se conocieron como comandancia y juez, hasta la llegada de aquel caballero de plata al Inframundo. Y en todos, su único propósito era procurar su bienestar.

Él que a pesar de amarla, ella siempre sería un fruto prohibido para él, no importaba cuánto deseara cambiarlo.
Ella sabía que jamás podría estar a su lado, su vida debía ser por y para su señor Hades únicamente, y para ningún otro hombre.

Aún así, eso no evitaba que existiera cierto coqueteo y cortejo, que ambos disfrazaban de respeto.

En su país natal, durante la época victoriana, surgió el llamado "lenguaje de las flores". Era una forma sutil, educada y respetuosa que un caballero tenía para cortejar a la bella dama que pretendía. Radamanthys, cómo todo un caballete inglés, conocía el significado que tenía cada flor, y eso le sirvió para demostrar sus sentimientos hacía Pandora.

Unas gardenias, parecidas a las rosas, pero con un aroma por mucho más exquisito. Las primeras que le envió fueron unas de color blanco, una flores que simbolizaban la pureza y la dulzura.

Eso era lo que sentía por ella, y lo que representaba para él. Pandora era una mujer en apariencia fría, porque así su puesto lo requería, pero sólo él sabía todo el sufrimiento que ella lloraba en las sombras. Ella le había permitido conocer esa parte tan vulnerable de su persona, y él había jurado llevarse todos esos secretos a la tumba.

Pandora también conocía el "lenguaje de las flores", así que comprendió lo que él quería darle a entender desde un inicio.

Entre las reglas no escritas del lenguaje de las flores estaba que si la dama no deseaba ser cortejada, debía devolver las flores apenas las recibiera, pero si deseaba ser cortejada, debía conservar las flores, y portar una de ellas de alguna forma.

Cuando Pandora apareció en una de sus reuniones con una de las gardenias en el cabello, todo quedó claro. Nadie sabía sobre aquel lenguaje secreto, así que fue fácil burlar las preguntas diciendo que había sido un tributo del santo de Athena que vivía en el campo de flores de la primera prisión.

Radamanthys de vez en cuando aprovechaba alguna distracción del santo de plata para colarse en aquel jardín y tomar algunas flores, que posteriormente llevaba a Pandora, dejándolas fuera de Judeca para no ser tan obvio si llegaban a haber algunos ojos curiosos fisgoneando.

Por mucho tiempo fueron gardenias blancas, algunos pensamientos y un par de lilas. Hasta que un día aparecieron en el lugar de siempre unas gardenias, esta vez de color rojo.

Pandora sabía que aquellas flores simbolizaban el amor secreto entre dos personas. Eran una forma silenciosa de decir "te amo".

Para ella fue imposible no sonreír y atesorar aquellas flores, al igual que todas las que había recibido durante años.

En la siguiente audiencia con Radamanthys, ella le entregó una de las flores, ésta vez acompañada de un inesperado beso.

No hicieron falta palabras para entender el mensaje, era un amor correspondido, pero seguían existiendo límites que no debían pasar. Así que quedó simplemente como un beso, y una flor. Una que Radamanthys guardaría y cuidaría celosamente hasta su último día de vida.

Flufftober 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora