Día 17: Beso en la mano

163 5 7
                                    

Shipp: Siegfried x Hilda

Universo de Saint Seiya.// Headcanon.

•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•

Desde el primer momento en que la vió, su corazón quedó completamente cautivado. Ella era más que solo una linda niña, era inteligente, elegante, dulce, amable y muy valiente.

Desde su primer encuentro, siendo tan solo niños, el primer gesto que tuvo Siegfried con ella, fue hincar la rodilla frente a ella y besar su mano como señal de respeto y caballerosidad.

Desde el primer momento en que ella lo vió, Hilda sintió un profundo sentimiento de cariño y respeto por ese niño. Podía sentir un espíritu valiente y lleno de amor en él, dispuesto a todo por un bien mayor, igual que el valeroso guerrero legendario con el que compartía nombre.

Los años pasaron, y Siegfried siempre tenía aquel gesto con Hilda. No importaba qué tan cercanos se habían hecho, él siempre la saludaba besando su mano, y ella solo sonreía cautivada. Era un gesto tan simple, respetuoso y puro, pero lleno de miles de sentimientos que no podían demostrar.

Hilda era la representante del dios Odin, Siegfried un candidato a dios guerrero, su amor era imposible y debían conformarse con ser buenos amigos y aliados. Sin embargo, bastaba un simple beso en la mano para comunicar lo que sentían el uno por el otro.

Nadie tacharía de incorrecto o vulgar el que un caballero besara la mano de una doncella, y entre ellos todos lo verían como un simple gesto de respeto y lealtad. Pero ellos sabían lo que realmente buscaba transmitir ese simple gesto.

Ese beso iba cargado de todo el amor, devoción, admiración, cariño, lealtad y respeto que Siegfried sentía por ella. Y la mirada y sonrisa cálida que Hilda le devolvía, iban llenas de los mismos sentimientos de su parte hacia él.

Un amor prohibido por el destino, pero no impedido... Al menos hasta la batalla que cobró la vida de todos los dioses guerreros.

Ahora, a Hilda solo le quedaban los recuerdos de sus queridos guerreros, muertos injustamente por culpa de un malvado que los usó como piezas de ajedrez. Sabía que de nada le servía lamentarse y culparse por lo ocurrido, solo le quedaba rezar a su dios, pidiendo perdón por su debilidad, y rogando por el descanso de sus valientes guerreros, esperando reencontrarse con ellos algún día en el Valhalla.

El recuerdo de Siegfried podía ser un enorme dolor, como un alivio por igual. Su muerte era la que más le había dolido, pero a la vez, era lo que la impulsaba a levantarse y volverse más fuerte cada día, con el objetivo de cumplir su promesa y evitar que en el futuro la nieve de Asgard volviera a mancharse con la sangre de inocentes.

A veces, durante sus paseos nocturnos por el jardín donde tantas veces compartió tiempo al lado de Siegfried durante la madrugada, cuando el insomnio se hacía presente, juraría poder sentir la compañía de Siegfried a su lado. A veces era tan fuerte la sensación, que al cerrar los ojos, casi podía sentir el cálido tacto del beso en su mano...

Pero al abrirlos de nuevo, se hallaba sóla, sentada en aquella fuente, testigo silencioso de sus conversaciones con Siegfried, y ahora de su llanto silencioso por él.

- Mi querido guerrero, de todos el más leal. Siempre estuviste a mi lado, sin importar qué tan dura fuera la situación o difícil el desafío, tú siempre estuviste ahí para apoyarme, para darme una motivación para no desistir.- Decía con sus ojos ver aquellas palabras que jamás pudo decirle en vida.- Siempre fuiste para mí un deseo imposible, pero eso no significa que no te haya amado. Sabía que eras un fruto prohibido para mí, pero aún así, no me arrepiento de haberte amado como lo hice, cómo lo hago aún... Aunque ya no estés aquí, llevo tu recuerdo conmigo siempre, con la esperanza de que nuestro dios perdone mis pecados y me permita volver a verte algún día... Te amé, te amo y te amaré, en esta y en todas las siguientes vidas, mi amado dios guerrero.

Flufftober 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora