Día 26: Cultivar un jardín

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Shipp: Shaka x Afrodita

Universo Alterno.// Modern AU.// Normal AU.// Omegaverse

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Sin duda, sus vidas jamás habían vuelto a ser las mismas desde que decidieron fugarse de sus familias en pleno día de sus bodas y dejar plantados a sus prometidos. La sociedad jamás vería con buenos ojos la relación de un Omega y un Beta con apariencia de Omega.

Había sido difícil empezar de cero, repudiados y negados por sus familias, tratados como la peor de las desgracias, y contando a duras penas con el apoyo de dos personas, sus hermanos mayores. Se vieron forzados a dejar sus estudios por no poder financiarlos sólos. Hubo días en los que de no ser por Asmita o Albafica, no habrían tenido ni siquiera algo para comer o dinero pará pagar el alquiler.

El hermano de Shaka y su Alpha se ofrecieron a ayudarlos económicamente para volver al escuela, pero ellos no aceptaron, hasta que por la insistencia de Asmita, aceptaron con la condición de que fuera en una universidad pública y de que el matrimonial aceptara que les devolvieran el dinero en cuanto pudieran, lo cual habían terminado por hacer, a pesar de las insistencias de Asmita y Defteros de que no era necesario.

Sin duda, lograr salir adelante con sus propios medios y conseguir todo lo que tenían, no había sido nada fácil.

Pero después de cinco difíciles años, tanto esfuerzo, tanto dolor y tanto sacrificio, habían valido la pena.

Con ayuda del Alpha de Asmita habían logrado tener una casa pequeña y que les llevaría años terminar de liquidar en pagos mensuales, pero era suya. Tenían empleos que, si bien, no les dejaban los bolsos llenos de dinero como para despilfarrar, era suficiente para vivir dignamente y no pasar carencias. No tenían que lidiar con las expectativas de la sociedad. No tenían que soportar a sus familias volando como buitres sobre ellos. No tenían que soportar a los medios de comunicación pendientes de sus vidas. Tenían paz y estabilidad mental y emocional. Estaban juntos, eran felices, y ahora, esperaban ansiosos la llegada de sus cachorros.

El médico les había dicho en la última consulta que esperaban gemelas, así que ahora no solamente tendrían el bebé que deseaban, sino que su premio había sido doble por tanta espera e intentos.

La casa que tenían no era tan grande como las de sus padres o sus hermanos, pero sería suficiente para ellos y las dos bebés que venían en camino. Una cocina pequeña, comedor, sala y un baño en la planta baja, y dos habitaciones en la planta alta, una para las bebés y otra para ellos. Pero lo que más les gustaba, era el pequeño patio trasero.

No era tan grande, y estaba bastante descuidado cuando llegaron, era únicamente tierra, pero Afrodita siembra fue un amante de la naturaleza y quería tener un pequeño rincón verde en casa.

Así que entre sus primeras compras estuvieron algunas semillas de césped, que ahora les daba una hermosa alfombra natural de color verde.

Llevaban años cuidando ese pequeño jardín. Incluso ya había un pequeño rosal que cada día crecía más, uno que había iniciado como una pequeña rosa que Shaka le regaló a Afrodita el día de su boda. No tenían dinero de sobra para una luna de miel costosa ni para un regalo ostentoso, a duras penas habían conseguido dinero suficiente para pagar el acta de matrimonio y los honorarios del juez, pero para Afrodita, esa rosa roja fue un tesoro de valor incalculable.

La rosa cumplió su ciclo de vida natural, pero Afrodita logró extraer el esqueje, que plantó en una zona del jardín y cuidó por días. Shaka no sabía tanto de plantas, pero aún así, hacía lo que podía para ayudar a Afrodita. Desde ayudarle recolectando toda la basura orgánica para hacer fertilizante natural, hasta cortar una botella de plástico para hacer una pequeña cúpula improvisada que sirviera de invernadero para la futura planta.

Tardó unas dos semanas en finalmente echar raíces, y otros dos meses en dar sus primeras rosas.

Siguieron cuidando de ese rosal, tomando una rosa de cada nueva generación para sembrar otro, hasta que alcanzó a llenar toda la cerca del pequeño jardín. Solo faltaba un pequeño espacio por llenar, uno que dijeron que plantarían cuando su primer cachorro estuviera en camino.

Así que en cuanto supieron del embarazo, tomaron una de las rosas y en cuanto terminó su ciclo de vida, obtuvieron el esqueje y lo plantaron.

No había día en que sus vecinos no halagaran el delicioso aroma y la belleza de las rosas. Afrodita siempre estaba dispuesto a compartir algunas con sus vecinos, como un lindo detalle para sus parejas. Gracias a pequeños gestos como ese, eran realmente queridos por sus vecinos, que en cuanto se enteraron del embarazo, no tardaron en felicitarlos a ambos y desearles lo mejor.

Quienes ya eran padres, les dieron algunas cosas que sus hijos ya no usaban pero que a las bebés podrían servirles, como ropa o juguetes en buen estado. Otros que no tenían hijos y podían permitirse ciertos gastos, les regalaron cosas que sin duda iban a necesitar cuando las bebés llegaran, como pañales, toallitas húmedas, biberones, incluso unos vecinos que trabajaban en una farmacia, les habían regalado un paquete de latas de leche en polvo, y otra vecina que trabajaba en un taller de costura, les había hecho algunas ropas personalizadas para las bebés, y otro vecino que trabaja en una tienda de ropa para bebés y niños, les había dado varias cosas para diferentes edades.

- Vaya, para cuando las Íntegra y Paradox lleguen, sus rosas ya estarán enormes.- Sonrió Afrodita, podando los rosales, mientras Shaka regaba el rosal más pequeño, que apenas había dado sus primeras flores.

- Al menos así sabrán cuán amadas eran incluso antes de nacer.- Le sonrió el rubio, dejando de lado la regadera, para abrazar a su Omega.- Y también, que su madre es tan increíblemente hermoso que hasta hace las flores nacer.

Afrodita sonrió, dándole un pequeño beso a su Beta.- Sin olvidar que su padre también ayudó a hacer que crecieran así de fuertes.

Intercambiaron una pequeña sonrisa, y después se dieron un pequeño beso. Shaka se agachó para poder acariciar el vientre levemente abultado de su Omega, dejando un pequeño beso en éste.

- Espero que sepan que su madre y yo las amamos más que a nada en este mundo, y aunque quizás no tendrán una vida llena de lujos, ambos haremos todo por no fallarles.

- Estoy seguro de que ellas ya lo saben.- Le sonrió Afrodita.

Tener lo que tenían les había costado muchísimo trabajo. Dejar atrás todo lo que conocían e iniciar desde cero en un ambiente completamente nuevo y desconocido no fue tarea simple, pero no se arrepentían en absoluto.

Lo habían dicho en su momento y lo sostenían, preferían vivir debajo de un puente, pero libres de ser dueños de sus vidas, que vivir en una jaula de oro, dejando que sus familias y la sociedad los usaran cómo marionetas y monedas de cambio, y después ellos repetir el ciclo con sus hijos.

Ahora, Shaka trabajaba en un despacho de contaduría, mientras que Afrodita trabajó por un tiempo en una boutique, antes de dejarlo para emprender su propio negocio como florista, logrando tener una floristería que ya se había hecho bastante popular por sus hermosas rosas.

Su historia parecía sacada de un cuento, cómo decían el cuñado y el hermano de Shaka: "Eran cómo un final alternativo de Romeo y Julieta. Uno donde Romeo y Julieta lograron escapar de sus abusivas familias y ser felices."

Sin duda, sus acciones habían dejado una marca notoria en sus familias, al fin alguien se había atrevido a romper aquel ciclo dañino, y eso había inspirado a otros a hacer lo mismo, cómo Asmita y Defteros.

El hermano de Shaka y su Alpha también habían decidido romper ese ciclo dañino con sus hijos, ganandose el repudio de sus familiares en el proceso. Pero Asmita nunca fue alguien fácil de intimidar, y ambos, inspirados por el valor de Shaka y Afrodita, decidieron no dar vuelta atrás y enfrentar a sus familias, logrando ganar la libertad de vivir sus vidas y educar a sus hijos como ellos creyeran conveniente.

Sabían que la vida no sería fácil, que habría momentos donde las cosas se pondrían en su contra, que las cosas no siempre saldrían como querían, pero "si hay amor, no hay obstáculo que no pueda ser derrotado." Eso lo tenían más que claro y podían dar fé y testimonio de ello, más bien, eran un claro ejemplo, y dentro de unos meses, sus pequeñas serían una muestra más de su infinito amor, y que fugarse de esa boda no fue un error.

Flufftober 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora