Día 25: Hacer la alacena

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Shipp: Kanon x Sorrento

Universo Alterno.// Normal AU.// Modern AU

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Hacer las compras siempre es tedioso para la mayoría de las personas, especialmente para adultos jóvenes que recién inician a adaptarse a las responsabilidades de la vida adulta, a sentar cabeza, y a aceptar que sus años de juventud alocada terminaron y es hora de dejar atrás su adolescencia...

Aunque también hay algunos adultos que simplemente parecen negarse a hacer ese tipo de labores.

- Sorrento, ¿por qué tenía que venir yo?- Se quejaba el peli-azul, empujando un carrito de súper, con dos bebés de siete meses en los asientos.

- Porque no puedes cuidar tú sólo a las gemelas, y necesitamos comprar las cosas que hacen falta en casa.- Respondió el más joven.- Tienes ya 32 años, Kanon. Compórtate como alguien de tu edad.

- Podría decirte lo mismo.- Replicó el mayor.- Tienes 20 años apenas, relájate un poco y no te comportes como un viejo de 50 años todo el tiempo.

Sorrento solo rodó los ojos. Vaya que a veces parecía ser al revés, y era él el de mayor edad en la relación y no Kanon, que le sacaba 12 años.

- Solo ve con Íntegra por el yogurth, el queso, algo de carne para hamburguesas y algo de pollo, yo voy con Paradox por las papillas, los pañales y la leche en polvo. Nos vemos en el área de carnes frías.- Añadió el peli-lila, sacando a una de las niñas de su asiento, para cargarla en brazos.- Así terminamos más rápido y dejas de quejarte.

Kanon suspiró cansado y asintió, una de las cosas que más detestaba era ir de compras, sin contar que se le daba fatal y terminaba gastando dinero demás, comprando cosas que ni siquiera necesitaba y olvidando las que sí. Por eso, desde que Sorrento se había mudado con él hace poco más de un año, era el peli-lila quien había aceptado hacer esa tarea, dejándole a él acomodar todo una vez volvía a casa. Pero había días como ese, que el peli-lila lo hacía acompañarlo.

- ¿Quieres un consejo, Íntegra?- Dijo a la pequeña peli-azul, que jugaba con su chupón.- Nunca tengas novio, esos solo traen líos, ya ves a Sorrento... Aunque también te dan mucho amor y cariño, y te hacen ver tus errores, y ser mejor... ¿Sabes qué?, cambié de opinión. Mejor sí ten, pero busca uno que valga la pena, uno como Sorrento.

La bebé sólo se rió, probablemente sin entender media palabra de lo que Kanon decía.

Al llegar a la zona refrigerada de la tienda, Kanon buscó el yogurth que Sorrento siempre compraba, aunque al darse cuenta de que había una oferta de "2 X 1", revisó las fechas de caducidad e hizo las cuentas y confirmó que ahorrarían un poco si llevaba dos de una vez. Así que puso dos botes en el carrito.

- Ay no, Sorrento ya me pegó sus hábitos de buscador compulsivo de ofertas.- Bromeó Kanon con la bebé, que siempre se reía por las caras que hacía.- En fin, vamos, que si él y tu hermana llegan antes al punto de encuentro, nos despellejan a los dos.

Kanon y la bebé siguieron con la tarea que les fue encomendada, hasta llegar a la zona de carnes frías. Consiguieron el queso y las piezas de pollo, tal y como Sorrento le había explicado que debían ser éstas últimas por estar destinadas a las bebés: "Sin demasiada grasa, de preferencia sin la piel, y bien congeladas y selladas."

Solo faltaba la carne para hamburguesas, la especialidad de Kanon. Buscaba su marca favorita, justo cuando un carrito chocó con el suyo.

- Oh, lo lamento. No ví por dónde iba.- Se disculpó la chica del otro carrito.

- No te preocupes, los accidentes pasan.- Respondió con una sonrisa amistosa, sacando a Íntegra de su asiento para asegurarse de que estuviera bien.- Fue solo un empujón, no pasó nada.

- ¿Es tuya?- Preguntó la chica, mirando a la bebé y ciertos rasgos que tenía en común con Kanon.

- Eh, pues sí.- Respondió el peli-azul, mientras volvía a poner a la bebé en su asiento.

- Es muy linda.- Añadió la desconocida.- Es difícil ver a un hombre que no tenga problema en cuidar de un bebé.

- Pues no es tan difícil realmente.- Dijo Kanon, algo incómodo.- Solo es cosa de acostumbrarse a cambiar pañales, preparar la leche y eso.

- ¿Qué edad tiene?

- Siete meses.

- Qué coincidencia.- Dijo la chica, sonriéndole.- Mi sobrino tiene casi la misma edad que ella. Quizás podamos ir todos juntos por helado algún día.

Kanon ahora sí se puso completamente incomodó, por esa y varias razones más odiaba ir de compras. Ahora venía la parte más incómoda de ese tipo de situaciones.

- Eh, bueno... Verás...

- ¡Ai, pao oento!

Estaba por responder, cuando el grito balbuceante de Íntegra lo interrumpió.

- Llegamos.- Habló el peli-lila con la otra gemela, dándole un beso en la mejilla a Kanon.- ¿Todo bien?

- Sí, solo escogíamos la carne.

- Ah, eh, gracias por la recomendación.- Ahora era la chica quien se había puesto nerviosa.- Bueno, adiós.- Añadió, tomando una de las charolas de carne congelada, para después irse.

Sorrento solo dejó escapar una pequeña risa, mientras, ponía todas las cosas dentro del carrito y acomodaba a Paradox en su asiento.

- ¿Otra que la confunde con tu hija?- Dijo con una leve burla el menor.

- ¿Ahora entiendes porqué odio venir aquí?

Sorrento solo volvió a reírse. Desde que las gemelas habían nacido, ese tipo de cosas no dejaban de ocurrirles cada vez que salían con ellas a algún lugar.

- ¿Qué rayos piensan Saga y Katya?, ¿qué soy su niñera personal?- Replicó el peli-azul, frunciendo el ceño, con las mejillas rojas por la vergüenza, mientras Sorrento seguía riéndose en voz baja.- Para hacerlas sí estuvieron como cajón que no cierra, pero ahora que salieron y hay que cuidarlas, me las dejan a mí.

- No seas exagerado, que solo las cuidamos entre semana por las tardes mientras ellos trabajan, y solo las cuidamos de tiempo completo un fin de semana al mes.- Dijo Sorrento, finalmente logrando calmar su risa.

- Y ese fin de semana siembra pasan cosas como esta.

- Ve el lado positivo, así sabes lo que es tener hijos, al menos dos días al mes.- Bromeó Sorrento.

- Y por eso es que no quiero ni uno.- Respondió Kanon, empezando a empujar el carrito, siendo seguido por Sorrento.- Gracias al cielo que no te puedes embarazar y no hay qué preocuparse si "el condón falla."- Añadió, riéndose junto a Sorrento. Esa era la excusa que siempre daba el gemelo de Kanon cuando su hermano o amigos le cuestionaban porqué cambió de parecer si decía que no quería hijo. Era como un chiste local ya.

- ¡Oento!- Llamó Íntegra a su tío.- ¡Pao ega mi!

- ¡No eto, Oento!- Gritó de vuelta la otra gemela.

Las bebés apenas decían sus primeras palabras, pero eran en su mayoría inentendibles y para quienes no las conocían, era fácil confundir lo que querían decir.

Íntegra no podía pronunciar bien todavía el nombre de su hermana, así que siempre le decía "Pao". Lo mismo con el de Sorrento, a quien le decía siempre "Oento".

Quizás por eso la chica había creído que las bebés eran sus hijas. No era la primera vez que alguien creía que Íntegra quería decir: "Papá Sorrento", cuando en realidad el mensaje era: "Paradox y Sorrento."

- Mejor vámonos a casa, antes de que alguien más quiera ser la madre de "nuestras hijas."- Bromeó Sorrento.

Él y Kanon solo se rieron, y continuaron si recorrido hasta la caja registradora, dónde pagaron todo, y finalmente pudieron irse a casa.

Flufftober 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora