Flufftober 2022: Saint Seiya Shipps

Día 31: "Llevaré uno extra, por si lo olvida"

Shipp: Manigoldo x Regulus

Universo de The Lost Canvas.// Cambios en el cannon.// Final Alternativo.// Headcanon.

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Lo conoció hace años, poco después de que su padre fuera cruelmente asesinado a manos de aquel juez despiadado, y él fuera llevado al Santuario de Athena para ser reclutado cómo santo de oro, tomando el lugar de su padre, teniendo tan solo 10 años.

Estar en un lugar desconocido, con personas que jamás en su vida había visto, estando a cargo de un tío al que jamás conoció
antes y que de no ser por lo que su padre le había contado así como el parecido físico, no habría reconocido, sumado a la reciente muerte de su padre, no era nada fácil de asimilar, y menos para alguien tan pequeño.

Aún así, sintiendo que tenía todo en contra, decidió no centrarse en sus desgracias y ofrecer su mejor sonrisa a todos. Desde el patriarca, hasta los que serían sus compañeros de armas cuando llegara el momento de luchar.

Con algunos como su tío Sísifo de Sagitario, Asmita de Virgo, Hasgard de Tauro, Dohko de Libra, y Kardia de Escorpio, logró congeniar casi de inmediato. Otros más cómo El Cid de Capricornio, Shion de Aries, Albafica de Piscis y Degel de Acuario fue un poco difícil romper el hielo por la personalidad reservada, seria y algo distante que poseían. Y con otro más, Aspros de Géminis, simplemente no logró siquiera una cordialidad, ese hombre le daba mala espina y no se sentía cómodo con su presencia, sentía que ocultaba algo realmente malo, mismo presentimiento que se confirmaría unos años después.

El último al que conoció fue al caballero de Cáncer, que estaba en una misión cuando él fue llevado al Santuario, y volvió una semana después.

El caballero de Cáncer poseía una personalidad bastante desvergonzada y hasta algo burlona, pero también protectora y algo cálida hacía los que les tomaba cariño, algo similar a la de Kardia, por lo que no le fue difícil acercarse y entablar una buena amistad con el correr de los días.

El tiempo hizo lo suyo. Los días se volvieron semanas, las semanas meses, y los meses en años, hasta sumar un total de tres. En ese tiempo, bastantes cosas pasaron. Desde tomar el puesto como santo de Leo y ser presentado oficialmente como tal por la mismísima Athena, hasta la traición de Aspros y la revelación de la existencia de Defteros.

Regulus tenía ya 13 años, ya no era un niño, su cuerpo y mente habían ido y seguían cambiando poco a poco, cómo es normal en todo adolescente. Aunque seguía siendo bastante sonriente e intentando llevarse bien con todos, incluso se había acercado y logrado entablar una amistad con el nuevo y arisco santo de Géminis, cosa que a los demás santos, a excepción de Asmita que ya lo conocía, les llevó mucho más tiempo y fue más difícil.

Su vida no era como la de un adolescente normal, eso lo sabía y estaba muy consciente de ello, pero hay cosas que son simplemente inevitables por más que huyas de ellas, cómo lo es el primer enamoramiento.

Fue algo difícil de entender para él. Siendo un santo de Athena y cargando con tantas responsabilidades desde tan corta edad, nunca tuvo tiempo ni a nadie que le explicara ese tipo de cosas para saber identificarlas. Por eso recurrió con el que sentía como un especie de hermano mayor, casi un segundo padre: Asmita. El Santo de Virgo le recordaba un poco a su difunto padre, y por eso tenía la confianza de contarle ciertas cosas que al resto no, cómo sus inseguridades y el sentimiento que lo sofocaba últimamente al estar cerca del guardián de la cuarta casa.

Asmita dejó escapar una de sus típicas risas bajas, aunque esa proyectaba más ternura que otra cosa, como un padre que ve a su hijo o un hermano mayor que ve a su hermano menor enamorado por primera vez.