Día 24: Siestas

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Shipp: Camus x Shaka

Universo de Saint Seiya.// Headcanon

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Entrenamientos extenuantes, luchas encarnizadas, sangre, muerte... Así era la vida de un santo de Athena.

Muy pocos recuerdos de su infancia no eran entrenamientos ni combates. Llegando al Santuario desde su nacimiento y comenzando a ser preparado para ser el santo de Virgo de esa generación, lo condenó a aquella vida. Sus primeros años de vida fueron en el Santuario, conviviendo con todos esos niños que serían sus compañeros de armas y recibiendo sus primeras lecciones y entrenamientos para lograr obtener su armadura.

Entrenaban de sol a sol, poseían un manejo del cosmos que ningún niño ordinario podría poseer, eran más fuertes que muchos adultos ordinarios y podrían destrozarle los huesos a uno si así lo quisieran, pero al final del día, seguían siendo niños y de vez en cuando hacían las travesuras que se esperaría de ellos.

Tener que cuidar a seis pequeños de 3 años de edad no era tarea fácil, Aioros y Saga ya lo habían confirmado al ser los mayores, y de vez en cuando, tener que ayudar al patriarca con el cuidado de los más pequeños, y uno de los momentos más temidos, era la hora de la siesta. Recién salían de ser unos bebés lactantes para pasar a ser preescolares, aún mantenían ciertos hábitos que debían ir dejando atrás poco a poco, y uno eran las siestas, que poco a poco eran menos, siendo ahora solo una de 20 minutos al mediodía y otra de 45 minutos por la tarde después del entrenamiento y antes del baño y la cena.

Ese día, Shion tenía una reunión importante y les había pedido a Saga y Aioros hacerse cargo de que los niños tomaran la segunda siesta.

Afrodita, Death Mask y Shura ya eran más grandes que el resto, teniendo entre 5 y 6 años, ellos ya no dormían siesta y usaban esos horarios como recesos para tomar un descanso del entrenamiento y las clases que recibían. Así que por ellos tres solo debían preocuparse de que no hicieran algún desastre liderados por el pequeño italiano. Afortunadamente, Shura había dejado ya esa etapa de rebeldía y desafío a la autoridad, y siendo el mayor con 6 años, los ayudaba a mantener en orden a los futuros Cáncer y Piscis.

Ojalá que con los seis "demonios" -cómo les decía Saga cuando lo sacaban de sus casillas- restantes fuera así de fácil.

Milo y Aioria se la pasaban peleando y reconciliándose entre ellos, además de ser los que siempre hacían una pataleta a la hora de la siesta, del baño, de dormir, y hasta para comer.

Mu, a pesar de ser discípulo del patriarca y su angelical apariencia, perfectamente le quedaba la frase de: "Tiene cara de que no rompe ni un plato, pero no lo dejen sólo con la vajilla porque no quedan ni las virutas". Más de una vez, Mu había seguido a Milo y Aioria en sus travesuras, y teniendo la capacidad de la telequinesis, solía tomar dulces o comida demás sin permiso y esconderlos para comer mientras sus cuidadores creían que dormía.

Alde, Camus y Shaka eran más tranquilos, pero a veces se ponían demasiados tercos. Alde- muchas veces incitado por Mu-, quería quedarse despierto jugando, pero bastaba una pequeña conversación para hacerle desistir y entendiera porqué no podía ser así.

Camus pasaba horas intentando perfeccionar sus técnicas de hielo, y destestaba que lo interrumpieran. Una vez que se concentraba, era mejor no molestarlo o terminaría haciendo una pataleta igual a las de Milo y Aioria. Por eso era difícil hacerlo dejar para después lo que hacía.

Shaka pasaba todo el día meditando, y al igual que Camus, odiaba las interrupciones.

A ese par a veces tenían que arrastrarlos a sus camas para que durmieran, la diferencia entre ellos y Milo y Aioria, era que los segundos, cómo si se negaran todavía a soltar su etapa de bebés, se calmaban con algo de leche tibia en un vaso entrenador. Shion ya había regañado a Saga y Aioros antes por "malcriarlos" de esa forma, pero preferían mil veces un sermón de Shion que tener cuatro berrinches con los que lidiar.

Flufftober 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora