Venganza.

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El ambiente estaba tenso entre Misha y Tom, ambos guardaban silencio y se miraban fijamente sin atreverse a soltar palabra alguna. Misha intentaba tranquilizase antes de decir cualquier cosa porque si se dejaba llevar por esa pasión que le salía del estomago, tal vez diría algo de lo cual se pudiera arrepentir después. Jane la había cagado al decirle aquello, había jugado con su mente y ahora no sabia si debía pedirle una explicación a Tom o simplemente limitarse a dar la suya.
Tom estaba incómodo aunque tranquilo sentado en el sofá frente a Misha, con ambos brazos estirados en el reposa brazos del sofá de una plaza observándola, que a su vez le devolvía la mirada intensa, con una ceja ligeramente arqueada y mordisqueándose por dentro el labio inferior. Había olvidado cuanto amaba ese gesto, dando a entender que tenía toda una batalla en la cabeza y no sabía por donde comenzar. Soltó el aire lentamente y se decidió a hablar él primero, dándole un poco de ayuda.

-Misha...
-No.- le interrumpió estirando una mano en su dirección para pedirle silencio.- Espera.- se puso de pie y comenzó a caminar en círculos mientras respiraba profundamente pero nada que hiciera le ayudaba a sacarse esa pregunta que le quemaba el pecho.-¿Por qué me engañaste con Jane?- soltó al fin deteniéndose frente a él, mirándolo directamente a la cara.
-¿Por qué fingiste perder la memoria?- atajó Tom poniéndose de pie para quedar a su nivel y caminar directamente hacia ella.
-¿Nunca me vas a pedir perdón por lo de ella y Carol ?- reprochó modulando la voz para no gritar, sentía el enojo floreciendo en su interior.
-Tú me tienes que pedir perdón mil veces más.- respondió con tono herido acercándose más a Misha, pero ella era tan testaruda y no daría su brazo a torcer.

-Yo no te voy a pedir perdón.- respondió altanera cruzándose de brazos y alzando un hombro con gesto despectivo.
-Pues yo tampoco lo voy a hacer, tú también me lastimaste.- Tom la imitó a la perfección, pensó que en alguna otra ocasión eso seria motivo de carcajadas, pero no era el momento. Tom tuvo que recordar que ambos estaban realmente molestos el uno con el otro.
-Pídeme perdón Thomas.- exigió Misha casi con tono infantil y Tom hizo un esfuerzo por no reír.
-No quiero.- respondió con tono similar, logrando que Misha imaginara un Tom pequeño haciendo una rabieta. Pero lejos de reír, eso la enfadó mas.
-Si no eres capaz de pedirme perdón ¿que hago aquí?- soltó un suspiro derrotado recordando que ella había decidido ir por voluntad propia.-Olvídalo, ya me voy. La niñera viene en camino.- se dio la vuelta para caminar hasta la puerta pero Tom fue tras de ella y la obligó a girarse.

-No te vas a ir de aquí Misha,- dijo muy cerca de su cara observándola fijamente a los ojos.- si quieres escuchar que todo este tiempo me sentí como la mierda, lo digo. Y si tengo que decir que estar viviendo sin ti era como estar muerto, lo digo. Si quieres que renuncie a mi vida para estar solo contigo, lo hago.- de sus ojos empezaron a brotar lagrimas de dolor a medida que susurraba todas las palabras.
-No, no cambies nada, no renuncies a nada porque no quiero volverte a ver.- y como vómito verbal, de su boca salió una mentira.- Me voy a ir de New York muy pronto así que no me busques más.- Misha se dio la vuelta y decidió alejarse pero Tom la sostuvo mas fuerte.

-No, no te vas a ir. No te iras de aquí hasta que yo pueda vivir sin ti. Hasta qué te haya olvidado por completo.- los ojos de Tom reflejaba el dolor que sentía mientras derramaban gruesas lagrimas.-Hasta qué me hayas pedido perdón por haber mentido de la manera más cruel, porque tal vez de una amnésica pueda olvidarme pero de una mentirosa jamás.- guardó silencio observando como Misha lloraba en silencio.-Misha pídeme perdón.
-Jamás.- tiró de su brazo para liberarse del agarre de Tom y poder limpiar sus lágrimas mientras lo fulminaba con la mirada.- Créeme... una parte de mi ya empezó a olvidarte, pero hay otra, otra Misha que me pregunta por ti y por qué decidí olvidarte.
-¿Y qué le respondes?- preguntó en un susurro volviendo a acercarse a ella para tomar su cara y limpiar sus lagrimas con sus pulgares.
-No sé,- respondió cerrando los ojos ante el cálido tacto de Tom.- No sé, yo... ¿Por qué me abandonaste?
-Yo nunca me fui, siempre estuve ahí.- respondió casi con ternura. Como intentando arrullarla, pero ella reaccionó y abrió los ojos apartándose de él.

Sufrir por su piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora