Nuevo comienzo.

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El frío aire otoñal se sentía sobre las calles doradas de Manhattan a causa de la puesta del sol. Una pequeña figura ataviada en un costoso abrigo caminaba sobre la calle 51 en dirección al edificio de Tom.

El sonido de sus tacones resonaba sobre la acera mientras caminaba con prisa.

"Cuando se entere" pensó para si misma y una sonrisa triunfal se dibujó en su rostro.

Una vez que entró al edificio, se dirigió al ascensor y presionó el número seis, aguardó a que la máquina llegara y se montó en el aún sonriente.

"No puedo creer la suerte que tengo" se dijo y soltó una risita.

Cuando la puerta se abrió nuevamente, entró directamente al vestíbulo del edificio de Tom.

-Thomas, ¿Estas en casa?- preguntó mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba en el perchero.-¡Thomas!

El aludido salió de la cocina con el ceño ligeramente fruncido y gesto extrañado ante la presencia de la mujer en su casa, traía un pequeño trapo en las manos.

-¿Jane que demonios haces aquí? Te dije que ya no quiero volver a verte.

-Tranquilo Thomas. Te tengo noticias, cariño.- se acercó a él y le depósito un beso en la mejilla. Tom le dirigió un gesto de asco.- La han despertado. Misha esta despierta.

-¿Qué? ¿Por qué no me avisaron?- dijo tirando el trapo hacia el sofá y caminando hasta el perchero para tomar sus cosas, pero Jane le tomó del brazo para impedirlo.

-Espera, hay más.- Tom la invitó a continuar mientras se zafaba de su agarre.-Oh, Tom. Lo lamento tanto pero... Misha no te recuerda.- fingió tristeza.

Esas palabras dejaron mudo a Thomas. ¿Qué significaba eso? ¿Cómo era eso posible?

-¿Qué?- logró decir tras un momento.

-Ella no sabe quien eres, tampoco sabe quien es Will, prácticamente te ha borrado por completo. Al fin lo consiguió.- sonrió triunfante.

Tom sintió una cubetada de agua helada que caía desde su cabeza hasta los pies. Tenia que estar seguro de eso, no se fiaba de Jane y eso lo hacia querer ir al hospital a verificarlo por su cuenta.

*Tres horas antes.*

Misha estaba recostada en la camilla, al fin le habían quitado el cabestrillo y la bota hecha de vendas que antes usaba en su pierna izquierda había reducido a sólo un vendaje preventivo.

El doctor estaba justo a lado de ella ajustando los niveles de medicamentos mientras al rededor de la cama se encontraban Peter, Margaret y Jane.

-Traten de no agobiarla demasiado.- indicó el doctor Rhodes,- Estará bastante desorientada y no sabemos como pueda reaccionar.

Los tres asintieron en silencio, Margaret recargó la cabeza en el pecho de Peter mientras el la abrazaba cariñosamente, Jane observaba a su mejor amiga ansiosa por que despertara. Misha lentamente se removió en la camilla y soltó un gemidito aún con los ojos cerrados. El doctor hacia tiempo que había dejado de medicarla y apenas el efecto estaba pasando.

-Esperen, ¿Dónde está Thomas?- preguntó Jane y Margaret le respondió sin siquiera mirarla.

-Acordamos que no sería buena idea que estuviera aquí. Misha debe estar tranquila antes de alterarla con el tema de Tom.

-Pero Tom es... Maggie, ¿Por lo menos sabe de esto?

-Le dejé un mensaje hace unos minutos.- terció Peter.- Tranquilízate. En cuanto Tom pueda, vendrá.

Sufrir por su piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora