Arrepentimiento.

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Misha soltó una sonora carcajada llevándose una mano a la cabeza y la otra al estómago.

-¿Es en serio?- preguntó entre risas ante la mirada extrañada de Tom.-¿Tú y yo somos...esposos?

-¿Por qué no lo crees?- alzó una ceja acercándose más a la cama donde estaba postrada.

-Bueno, cariño. ¡Mírate! Eres tremendamente guapo.

Tom reprimió una sonrisa intentando mantenerse serio y en el fondo se alivió.

-¿Qué tiene eso de malo? Tu también eres tremendamente guapa.

Misha siguió riendo como desquiciada sosteniendose las aún dolorosas costillas.

-Eres muy amable Tom. Pero tú, pareces salido de una revista.- se limpió las lágrimas con la orilla de la sábana y tomó una postura sería.- Es imposible que seas mi esposo.

-¿Por qué?- Misha de encogió de hombros.

-No hay pruebas, no recuerdo nada.

-¿Kevin no te contó?- preguntó extrañado, ¿a qué había entrado si no era para eso?

-Oh, Kevin.- rodó los ojos y soltó un suspiro.-A veces olvida las cosas.

-Misha... en verdad estamos casados.

-¡Ay por favor!- dijo exasperada Misha frunciendo ligeramente el ceño.- La gente se casa por muchas razones.

-¿Conoces una distinta al amor que nos teníamos?- Tom se cruzó de brazos mirándola con recelo y Misha rió amargamente.

-Mira,- soltó un suspiro cargado de desesperación.- en verdad no es fácil despertar un día y darte cuenta que ¡puuf!- hizo un ademan de explosión con sus manos.-Cuatro años de tu vida han desaparecido. Así que te pido por favor que te vayas, empiezo a incomodarme.

-Misha pero...

-Hablamos mañana, ¿Si? O un día en que no sufra de jaqueca.

Tom se llevó las manos a la cara y se giró para marcharse, pero se detuvo a medio camino y regresó hasta ella.

-¿Qué hago?- la miró fijamente a los ojos.-¿Qué hago para demostrarte que todo es real?

-Es que qué quieres hacer, amigo. No te conozco, no se quien eres y no puedes venir a soltarme una noticia así cuando acabo de despertar de un trauma cerebral.- se dio unos golpecitos en la sien mirándolo como si fuera lo más obvio.-Ya se me olvidó tu nombre.

-Tom.- dijo cansinamente.-De acuerdo, supongamos que fue mi error.- se relajó un poco pero no bajó la guardia.-Pero eres mi esposa y debe haber algo que podamos hacer para que tú y yo volvamos a tener nuestra vida normal.

Misha lo fulminó con la mirada, había algo en él que le indicaba que no estaba siendo del todo sincero.

-De acuerdo, Tom.- imitó el tono del chico.-¿Qué sugieres que hagamos?

-Tienes que vivir conmigo.- dijo seriamente y Misha comenzó a reír de nuevo.-¿qué? ¿De qué te ríes?

-Llama a Kevin, por favor.- dijo limpiándose las lágrimas de risa con los dedos.

Tom así lo hizo, salió de la habitación y le pidió a Kevin pasar no sin antes pedirle que no mencionará nada sobre el divorcio.

-¿Qué sucede?- preguntó el moreno sumamente extrañado.

-Que aquí mi amigo.- Misha señaló a Tom que estaba parado junto a la puerta.-Dice que es mi esposo.

-Así es Mish, llevan tres años de matrimonio.

Sufrir por su piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora