Desiciones

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Flash back.

Era viernes por la noche y Jane, Kevin, su esposa Anna y yo habíamos quedado de salir a festejar el cumpleaños de Jane a un bar. Pero ese día parecía que el cielo había decidido bajar a la tierra porque llovía horriblemente. Estaba pegada a la ventana esperando que la lluvia aminorara para salir hacia mi coche y manejar hasta el bar en Brooklyn, en donde me esperaban mis amigos, pero no era posible. Jamás había manejado bajo una tormenta y sinceramente me daba miedo hacerlo. Es por eso que decidí esperar.

Tomé mi celular y marqué el número de Jane, al segundo tono contestó alegremente.

-Hola guapa. ¿Dónde estás?

-Hey, no me odies pero sigo en mi casa.

-¿Por qué? ¿No vas a venir?- preguntó alarmada y yo intenté tranquilizarla a toda costa.

-Sí, pero está cayendo una tormenta y no pienso manejar hasta Brooklyn así. Dame media hora, si no se baja podremos... ¿festejar mañana?

-No, no me hagas esto Mish por favor.- suplicó Jane con urgencia en la voz.- ¿Quieres que vayamos por ti?

-No, no quiero exponerlos, por favor. Dame media hora verás que se calma.- dije refiriéndome al clima, en ese momento tocaron la puerta y el pequeño Beagle de mis padres, Luke, se lanzó ladrando eufóricamente.- Espera, tocan la puerta.

Caminé hasta el vestíbulo y le ordené a Luke que saliera del lugar, una vez que el perro se perdió de vista abrí la puerta un poco asustada. Frente a mi estaba el chico más atractivo que había visto en toda mi existencia acompañando de otro chico.

-Te llamo después.- colgué sin esperar respuesta y les presté toda mi atención.- ¿Puedo ayudarlos?

-Hola.- saludó el chico atractivo de ojos azules. -Mi nombre es Tom Hiddleston y él es mi amigo Luke Windsor.- el aludido extendió los dedos de la mano sonriéndome a modo de saludo y le sonreí de vuelta.- El coche se nos descompuso unos metros más atrás. ¿Podemos usar tu teléfono?

-Si claro.- dije sonriendo y le tendí el aparato que tenía en mi mano. Estaba simplemente impresionada por la visión del chico Hiddleston. Tomó el teléfono y me miró un poco apenado.

-¿Podemos pasar? Hace frío afuera.- salí de mi ensimismamiento y sentí un calor en las mejillas.

-¡Si, claro! Perdón, que descortés.- abrí la puerta mejor y les di el paso.- Pasen por favor.

Una persona con el sentido común funcionando correctamente hubiera dicho "No" pero como el mío sufre de efecto retardado no pensé las cosas a tiempo, solo cuando estaban dentro de la casa me arrepentí de mi decisión. ¿Y si eran dos asesinos seriales? Estaba sola en casa, mis padres y mi hermano estaban en Los Hampton visitando a la abuela. Tragué saliva rezando por que no fueran asesinos, violadores traficantes de órganos. Los llevé hasta la sala y los invité a sentarse.

-¿Quieren algo de tomar? Agua, café... ¿Té?- ofrecí al darme cuenta de que ambos eran ingleses. Pero aun así los dos declinaron mi oferta mientras el tal Luke marcaba por mi teléfono. Fui hasta la cocina, me sentía más segura con todos esos cuchillos a mí alrededor.

-Perdóname, ¿Cuál es tu nombre?- se acercó Tom y nerviosa observé todo a mi alrededor ideando un absurdo plan de ataque por si se atrevía a ponerme una mano encima.

-Misha, Misha Hudson.- sonreí nerviosamente y estiró su mano para estrecharla con la mía.

-Mucho gusto Misha Hudson, es un placer.- sonrió abiertamente y quedé cegada por la belleza de su sonrisa, sus deslumbrantes y perfectos dientes adornaban su cara como sólo podía verse en un Dios griego. El tipo era todo un Adonis. Intenté sonreírle también pero creo que no lo logré porque su suave risa inundó la cocina.

Sufrir por su piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora