Que Seas Efímero

8. Golpes y caricias.

—¡Detente idiota!— Gritaba el médico separando a Clear que desesperado intentaba romper las cuerdas que ataban a Rou. —¡Ya basta! No seas un imbécil, si el rey nos ve haciendo esta estupidez terminaremos muertos.  

—Rou... Perdón, lo siento mucho. Lamento todo lo que tienes que pasar.— Clear cayó de rodillas a la orilla de la cama y se culpaba de todo lo que al chico le pasaba. Aunque Rou estaba débil y sin fuerzas, movió su mano con lentitud y tocó los cabellos dorados de Clear.

El doctor terminó su trabajo y ambos se retiraron, Clear horrorizado quedó frente a la puerta mientras que el doctor siguió su camino, llegó a su pequeña habitación dentro de aquél castillo y siguió moliendo unas hierbas medicinales.
De la nada ¡BOOM! Se escucha la puerta azotarse. —Mí rey.— El doctor se arrodilla sin esperar un solo segundo más, en forma de una gran reverencia. Fue sorprendido por las grandes manos del rey agarrar su cuello y estrellar su cuerpo contra la pared.

—Dime, ¿te atreviste a guardarme tal cosa?

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Estaba Rou descansando en la cama mientras lloraba silenciosamente. Todo su cuerpo estaba hirviendo, no servía de nada llorar, pero de alguna manera lo aliviaba. En ése momento el Rey entró a la habitación y apresurado se paró frente a él. Rou lo miró con los ojos lagrimosos, esperaba un golpe o unos insultos, pero lo que recibió a cambio fue unas suaves caricias en su rostro, limpiando sus lágrimas y sudor. —No llores más, todo está bien, Rou.— Lentamente sacó la tela que él traía en la boca y éste estalló en llanto a gritos. Sus brazos también fueron liberados y a continuación se encontraba siendo abrazado en el regazo del rey. —Lo siento, lo siento mucho. Me excedí, no debí lastimarte tanto. Solo quería darte una lección, me dejé llevar, sé que tenías miedo. Jamás volveré a asustarte, perdóname.

Rou mordió sus labios llorando, estaba furioso. ¿Se dejó llevar? Solo era eso, claro. Llegará el día en el que te arrastrarás y suplicarás, como yo lo hice.

—No pude notarlo por toda la ropa que traías.— Dice el Rey acariciando la panza de Rou, él se estremece y con cara de asombro lo mira inmediatamente.

—¿C-cómo...?

—Grev lo escuchó, pero el médico me lo confirmó. Así que era por eso que no querías que te vea. Debiste decirme, no te habría hecho ésto y me hubiera contenido para no lastimar al bebé.— Rou frunce el seño enojado, con cada palabra que el rey soltaba sus ganas de volver a matarlo regresaban. —¡Guardia!— Grita el rey llamando a uno de la puerta. En eso entra Clear haciendo una reverencia.

—Mi señor, ¿En qué le soy útil?— Sus ojos miraron a Rou que estaba sobre el regazo del rey, ¿Qué harían? ¿Porqué estaban de esa forma? ¿Incluso estando en ése estado él violaría a Rou? Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz del rey.

—Junta todas estas cosas y tiralas, también llama a una empleada para que me traiga postres.

Clear obedientemente juntó las sogas, cadenas y accesorios dañinos con las que el rey había hecho aquellos golpes en la piel de Rou. Se despidió de ellos sin antes echar unas miradas a Rou discretamente correspondidas.   

   

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