16. Esta noche.

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—¿Leche? ¿De tus pechos?— Clear sonrió evitando su mirada con una sonrisa de par en par por lo que acababa de escuchar.

—¿De qué te ríes? Te dije que no te burles.

—Nada, no me río de ti, a ver. Déjame ver.

—¿Qué es lo que quieres ver?
  
—Claramente tus pechos.

—¡Loco! Ni de chiste.— Dijo cubriendo sus pechos con sus manos.

—¿No me dejarás ver? Solo un poco.— le dedicó unos ojitos de perro triste y un puchero con sus labios convenciendolo.

—Solo un poco, no hagas nada tonto.— Muy tímido dejó que Clear observe y toque sus pechos, él lo observaba muy a detalle y fijamente. Sin perderse de la calidez y suaves toques. —Ya está, deja de tocarme.

—¿Estás avergonzado?

—¡¿Quién no lo estaría?!— Golpeó con su puño la cabeza de él por la gran vergüenza que le estaba haciendo pasar.

—¡Ay!— Exclamó por el dolor mientras se sobaba en el lugar del impacto

—Lo siento, ¿Te golpeé muy fuerte?— Acarició su cabeza preocupado, Clear aprovechó ése momento para agarrar sus manos y recostarse en la cama.

—Ahora acaricia mí cabello como recompensa, eso dolió mucho. Siento que mí cabeza fue golpeada con un palo.— Rou movía su cabeza riendo y cumplió con su mandato, acarició su cabello hasta el punto de que solo se escuchaban ronquidos de parte del rubio.

Unas horas más tarde, Clear despertó e inmediatamente se levantó de la cama.
—Qué tonto, ¿Cómo pude quedarme dormido? ¿Y si nos descubre? Rou, ya me voy. El rey me sacará la cabeza si me ve aquí.— Dijo nervioso mientras sostenía la puerta.

—Lo entiendo, nos vemos Clear.

—Perdón por no quedarme, pero es imposible.

—Lo sé, lo entiendo.

—Además, no quiero morir por un golpe al cerebro.

—¡Eres un exagerado!

Cuando Clear se fue, se quedó solo con la luna que la observaba por el gran ventanal. En esa gran habitación silenciosa, solo podía escuchar su respiración. Posó su mano en su barriga y pudo sentir los fuertes latidos del bebé demostrando que él estaba vivo. —No quería descubrir de esta manera que podía embarazarme. Pero, jamás podría culparte.— En tanta soledad, y tan calmada noche, jamás se podía haber imaginado que se estaba preparando para dar a Luz. Entre gritos y llantos se escuchaba la desgarradora voz de Rou: —¡Clear! ¡¿Dónde estás?! ¡¡Me duele!!

Luego de haber salido apresurado de aquella habitación, Clear estaba de camino a ver al médico. Al llegar al lugar abrió la puerta y entró. —¿Qué hacés, viejo?

—¿A quién llamas viejo? Niño insolente.

—Ya, solo vine porque necesito saber algo.

—Como siempre, ¿Qué es lo que quieres?

—Bueno, a Rou le sale leche de sus pechos.

—Ya era la hora. Las embarazadas empiezan a producir leche alrededor de los 8 meses, aunque algunas antes y otras después, Rou ya tiene siete meses, casi los ocho.

—Mh, bien. Me preocupaba eso. ¿Y el rey? ¿Qué sabes de él?

—Está ocupado con los papeles de casarse y darle el lugar a su lado a Rou. Según escuché, Rou ya no podrá ser visto por ahí como hombre, deberá usar maquillaje y prendas de mujer.

—¿Tienes que actuar como una mujer? Que estupidez, ¿Para qué se casará con un hombre, si luego quiere convertirlo en una mujer? Rou no es un juguete que se debe usar como a él se le plazca.

—Si bueno, ya no sé nada más.

—Me voy. Iré a quedarme con Rou esta noche, ya que el rey está muy ocupado.— Sonrió pícaro y se fue dando saltitos, por accidente observó a una de las empleadas marcharse con mucha prisa en la oscuridad llevando en sus brazos una manta blanca. El cuerpo de Clear actuó por sí solo, y cuando menos quiso percatarse ya la estaba siguiendo por todo el jardín. La mujer desapareció en un abrir y cerrar de ojos, ella se había esfumado. —Que extraño.— Dijo mirando a su alrededor para encontrar a la mujer, pero ya no vió nada. Decidió dar la vuelta y volver pero en ése preciso momento su corazón casi dejó de latir al ver a esa mujer con los pelos recogidos en un rodete y una falda larga, apuntando su garganta con un cuchillo reflejando la luz de la luna brillante en su hoja filosa.

—¿Qué haces? ¿Me estás espiando?

   

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