15. Prepárate.

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—Tú, ¿Conociste a mí mamá? ¿A mí papá?

El rostro de Rou estaba serio, el quería saber la verdad, y nada de bromear con la intimidante mirada en sus ojos. Un silencio abrumador invadió la habitación, ambos decidieron quedarse así por un momento. Hasta que el rey rompió la tensión con unas fuertes carcajadas.

—JAJA, eres tan lindo. Realmente me asustaste, ¿Qué hay con esa reacción en tú cara?

Rou lo miraba confundido, pensaba en si el rey, realmente estaba loco o solo eran algunos días que cambiaba su personalidad como de ropa.

—Ya, ¿No te pareció gracioso? JaJa Realmente pareció como si un pequeño cachorro intentara juguetear con su padre.

—Su majestad, me parece- No termió  su oración y fue interrumpido por la voz del rey.

—Ya te dije que no me llames así. Pronto seremos esposos.

—¿Y, cómo quieres que te llame? ¿Cariño? ¿Esposo? ¿Padre de mí hijo? ¿Amor? ¡Putas tonterías! no me vengas aquí como si lo nuestro fuera un cuento de hadas. ¿Qué es lo qué estoy diciendo? No hay un "nosotros" jamás lo habrá.— Golpeó Rou sus piernas mientras gritaba desesperado, su ira se ponía en descontrol cada que escuchaba al rey, sentía un enorme rechazo. —Hiciste una mierda de mí, me obligaste a verte cojer, me violaste, me encerraste del mundo, hiciste cosas imperdonables. Tú... tú debes tener algo que ver con mí embarazo, con mis padres. ¿Qué hiciste?
No solo a mí, a todas esas niñas, a todas esas mujeres, a padres, hijos, esposos que dejaste agonizando en dolor por su pérdida. ¿Todo eso para qué? Por un estúpido capricho.

—¿Quién te contó de eso? ¿Cómo lo sabes?

—Me das asco, me dan ganas de vomitar ahora mismo. ¿Sabes porqué? Es porque incluso el niño en mí vientre, ése al que tu lo metiste aquí en mí vientre siente rechazo por ti. Nadie te amará y me encargaré de que este bebé sea tu peor enemigo.

—¡Cállate!— Con su puño, y toda sus fuerzas le dió un golpe directo a su pómulo y mejilla. Rou no sé esperó para nada un golpe, levantó su rostro para mirarlo y de inmediato el rey se percató de lo que hizo. —Rou, lo siento. Tú rostro, no puede ser. Lo siento tanto, me hiciste enojar, no quería golpear tú bonito rostro.— Rou no dijo nada y solo hinchó su mejilla con su lengua y apretó los ojos suspirando. —¿Te enojaste? No quería golpearte. Me impresionó lo que dijiste, no debes de decir cosas sin sentido si no quieres que me enoje.

—Responde, ¿Conociste a mí mamá?

—Sí.

Rou lo miró sorprendido y esperando más respuestas, pero el rey solo se levantó en silencio y se marchó. —No, espera.

Luego de ése día habían pasado una semana y el rey no volvió a visitarlo.

—No te preocupes hijo, papá te cuidará. ¿Soy tú papá, verdad?— Dudaba Rou mientras se preguntaba a sí mismo, hablar consigo mismo era lo que más había hecho durante todo el tiempo que estuvo encerrado, era la única manera de olvidarse que estaba solo por completo. En eso, la puerta se abre y con mucha curiosidad miraba esperando a ver quién era.

—¿Me extrañaste?— Sonó la conocida voz de Clear, parado en el marco de la puerta sonriendo.

—¡Clear! Sí, te extrañé mucho. ¿Porqué te tardaste tanto?

—Lo siento, no sabía dónde estabas.— Se acercó a él y lo abrazó, dejó salir unas lágrimas estando en sus brazos. —Creí que no te volvería a ver.

—Clear, eres un hombre adulto y aún así estás llorando por algo así.

—Estoy llorando porque eres muy importante para mí, y no verte en tanto tiempo me hace sentir de mal humor.

Rou sonrió inclinando su cabeza para apoyarla en la cabeza de Clear, la movió un poco acariciando su pelo con su barbilla, sus manos se deslizaba acariciando su hombro y suspiró relajado. Sus lágrimas empezaron a caer sin poder tener el control en ello. —Te amo, ya no llores que yo también lo hago.— Ambos ríeron y Clear limpió sus lágrimas al igual que las de Rou, dejó un beso en sus labios y sonrió.

—El doctor dijo que, como en el reino hay máquinas avanzadas podrán abrirte la panza para sacarte al bebé.— Rou abrió sus ojos bien grandes, lo miró asustado, y tocó su vientre temeroso. —Perdón si te asusté. Él me pidió que te lo diga, para que te prepares mentalmente.— Acarició su cabello y dejó un beso en sus labios de nuevo.

—Clear, te diré algo. Pero, no me molestes luego.

Clear dudoso pensaba en lo que diría y en como reaccionaría sin que se sienta presionado. —Adelante jamás haría algo así.

Rou se acomodó frente a él y buscó las palabras indicadas para hablarlo.

—Me están saliendo leche de los pechos.

—¿Qué?

Clear dirigió su mirada a los pechos de Rou y levantó sus manos hasta ellos.
  

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