14. Madre.

1.5K 151 4
                                    

La última vez que Clear vió a Rou estaba inconsciente, en los brazos del rey. Desde ése entonces habían pasado semanas, y cada vez su preocupación era más grande.

Por otra parte, Rou estaba recostado en una cama atado de manos a la cabecera.
—¿Por qué aún estoy aquí? ¿Y, el rey? ¿Dónde está? ¿Por qué no viene?— La sirvienta silenciosamente dejó un plato de comida a su alcance y se fue. —¡Dile que venga! ¿Porqué pasa esto? Todo iba bien.  Las lágrimas empezaron a brotar y a correr por sus mejillas.

¿Fui muy descuidado?  

La puerta se abrió y entró el médico. —Su majestad.

—¡Doctor! ¿Cómo está Clear?

—No deberías preocuparte por él, primero mira tu estado.— Dijo el médico acercándose a él y limpiando sus lágrimas.

—¿Mí bebé está bien? ¿Por qué estás aquí?

El doctor asintió con la cabeza.— No te preocupes. Tú y el bebé están bien. Solo vine a hacerte un chequeo.

Rou suspiró aliviado y luego volvió a mirarlo preocupado. —Por favor, dile a Clear que estoy bien. El médico sonrió y luego de un rato chequeando su salud se marchó. —No me gusta ésto. Algo está mal.
Rou temía por la vida de Clear. Si el rey había descubierto algo acerca de ellos, eso significa que la vida de ambos corría riesgo. —Ya no puedo dormir.— Decía Rou para sí mismo, mientras miraba desde la cama la hermosa y enorme luna brillante que se presentaba desde el balcón del ventanal. Cerraba sus ojos, sin poder controlar su cansancio por tanto pelear en su mente, y con unos suaves parpadeos entró lentamente a un lejano sueño.
Caminaba por un bosque de la mano con alguien, esa persona era más grande que él, o él era más pequeño que esa persona. Al alzar su vista los rayos del sol lo cegaba, sin poder ver el rostro podía sentir que esa persona sonreía con mucha tristeza en sus ojos.

—Mamá...

—Está bien, estarás bien...

La mujer repetía esas palabras con lágrimas en sus mejillas. Nada estaría bien, ¿Verdad?

—¿Dónde está papá?

Él niño miró a su alrededor, todo se oscureció, ya no estaba el sol ni la luna. Solo una inmensa oscuridad, y entre la tiniebla y los árboles un hombre caminaba hacia ellos.

—Mamá, hay alguien ahí.

Apuntó Rou y al instante la mujer apretó fuerte su pequeña mano casi quebrándola.

—Dame al pequeño.— Gritó la voz del hombre escandalizado.

—¡No!

El hombre agarró del brazo al niño pequeño y se alejaban en el bosque oscuro. Rou se convirtió en espectador de la escena a lo lejos pudo ver cómo otros hombres con una espada cortaba en pedazos a la mujer y al niño en brazos del extraño gritar por su madre.

—Tranquilo pequeño, estás conmigo ahora.

Rou se despertó de golpe, con su respiración agitada y sudor en su frente.
—Ya no recuerdo nada de ella.— Negó con su cabeza mientras fregaba sus ojos con su mano. Al ver bien, había alguien sentado en un banco, junto a la ventana.

—Despertaste cariño.

—¿Qué? ¿Quién...?

—¿Te sientes bien?

Rou pudo enfocar a la persona, el rey estaba ahí. Su rostro era tan similar al hombre de su sueño. ¿Podría ser que él sabía algo de su madre?

—Su majestad.

—No deberías llamarme así. Solo dime "Amor", "Cariño", "Esposo".

Remarcó la última palabra con su voz pero, Rou no dijo nada. Se quedó en silencio, no sabía que decir.

—¿Me tienes miedo?

-...

—No tengas miedo, no te haré nada.

—Quiero comer manzanas.— Dijo Rou decidido a comer manzanas, provocando gracia al rey que comenzó a reír fuerte.

—¿En serio? Te digo todo eso, ¿y tú, solo me dirás unas palabras acerca de manzanas?

—Sí bueno, también quiero duraznos.

El rey se quedó sin palabras y solo reía.
—Eres especial, de verdad.— Sostuvo su mano y le dejó un beso. —Está bien, conseguiré todo lo que quieras.

—¿Qué sabes de mí mamá?

—¿Y, eso que tiene que ver con manzanas?— Sonreía acariciando su rostro.

—¿La conociste? Te recordé, tú conociste a mí mamá.

Sigue leyendo…

Que Seas Efímero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora