♡ 3 ♡

1.4K 191 46
                                    

Su mirada se alternaba entre el basurero y las hojas en sus manos. Había dicho que no las tiraría, pero se inquietaba con tan solo verlas.

Una parte de sí mismo le gritaba que las tirara y se deshaciera de aquel problema, pero la otra susurraba que sería entretenido ver hasta donde llegaba aquel asunto.

Y es que aunque lo negara ante sus amigos, la curiosidad incrementó con la última carta.

Suspiró, dejándolas entre las mismas páginas del libro de química que nunca usaba. Tomó su chaqueta y se alistó para salir un rato con sus amigos a perder el tiempo antes de que su madre regresara del trabajo.

Deja de pensar en eso, Imaushi. No traerá nada bueno. Se regañó mentalmente.

(...)

—Al parecer fue por defender a un chica o algo así.

Wakasa jugaba con la paleta en su boca mientras observaba la multitud al final de pasillo, adolescentes de los diferentes salones murmuraba acerca de la heroica hazaña de un tipo que había terminado metiéndose en una discusión donde las cosas se subieron de tono, al final, fue el único afectado porque según Takeomi, terminó con la nariz rota. Eso decían en los pasillos.

—Que idiota—Benkei rió, mientras negaba con la cabeza.

—Uh, pues...—Takeomi se encogió de hombros—Yo hubiera hecho lo mismo.

Wakasa no dijo nada, no era un asunto que le interesara del todo. Movió sus ojos distraídamente por el pasillo hasta dar con una señora de cabello gris, caminando de manera esbelta hacia ellos. No parecía muy contenta.

Maldijo no haber volteado antes, sabía que iba a por él, ahora no tenía tiempo de escapar y con lo ruidoso que era Takeomi, era bastante difícil para por desaparcibido.

—Imaushi.—dijo de forma acusatoria, alzando el trabajo que Wakasa recordó haber entregado hace unos días—¿Puede decirme que es esto?

—¿El ensayo?—dijo con duda, tomando la carpeta y dándole un vistazo.

—¿En serio es todo lo que pudo hacer, señor Imaushi?

—Creo que una página es suficiente, maestra.

La mujer suspiró y le dio una mirada fastidiada. Le sonrió con cierta inocencia como respuesta mientras le devolvía su trabajo.

—Esto no es juego, Wakasa, lo veré en dirección después de clases.

Takeomi rió bajito, aunque la mujer dirigió su vista hasta él con el ceño fruncido en modo de reprmienda, no dijo nada, con paso apresurado volvió por donde venía murmurando algo sobre el comportamiento de los jóvenes de ahora.

—Estás arruinado, hermano.

—Gracias Keizo, siempre es reconfortante tener tu apoyo—respondió con sarcasmo.

Volvió a su asiento en el salón para poder dormir un poco antes de que tuviera que enfrentarse a su maestra y probablemente a su madre.

(...)

Arrastró sus pies por los vacíos pasillos del instituto, observando a los estudiantes dirigirse a sus hogares por la ventana deseando ser uno de ellos.

Abrió la puerta de la oficina, observando a la secretaria teclear algo en su computadora mientras le decía que tomara asiento y esperara.

Se encontró con un chico sentado en la otra esquina esperando en aquella fría e insípida habitación. Tenía un parche en la nariz. Supo inmediatamente que se trataba del protagonista del show de la mañana.

Con amor, S.S  [Shinwaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora