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Quizás estaba teniendo una pequeña crisis consigo mismo.

Superó el insomnio hace casi un año, fue bastante difícil los primeros meses después de mudarse. Le recetaron pastillas que su madre controlaba, pero estás no solían funcionar siempre. Era el estrés, por la mudanza, cambio de clima, de casa, de entorno, de todo.

Desde un principio odio estar ahí, pero nunca se quejó en voz alta. Después se sumaron Takeomi y Benkei, y eso hizo que su vida fuera más relajada. Y obtuvo el equilibrio que buscaba.

Un equilibrio que fue roto por Shinichiro Sano.

Habían pasado tres días desde que Shinichiro durmió en su casa, tres días en los que se le había hecho difícil dormir. Cuando despertó al día siguiente, vio a su madre y al azabache hablar con naturalidad en la mesa mientras desayunaban, se presentó como un amigo simplemente.

Recordaba su corazón latir apresuradamente y una fina capa de sudor recorrer su cuerpo.

Tenía miedo.

¿Miedo de qué?

¿Miedo de qué se enterara de lo que sucedía entre ellos? ¿Qué pensaría? ¿Qué haría? ¿Lo aborrecería? ¿Por qué? ¿Estaba mal lo que estaba haciendo?

Esa era solo algunas de las preguntas que rondaban su mente en las noches y que creía haber superado.

Cerró sus ojos, cubriendo su rostro con su almohada, aspirando el aroma a lavanda. Después de aquel día su situación se puso un poco extraña, cuando Shinichiro le dijo que no quería ningún tipo de regalo y que le agradecía por dejarlo dormir en su casa, no lo detuvo cuando se fue temprano. Tampoco quería tenerlo cerca ese día, así como el siguiente y el siguiente. De alguna manera el azabache tampoco lo buscó, ni siquiera tenía que decírselo, sabía que de alguna manera Shinichiro lo entendía, por la forma en sus miradas chocaban en los pasillos y él simplemente sonreía y levantaba su mano en modo de saludo.

La escuela tampoco ayudaba, quizás era porque el tiempo corría demasiado rápido, pero empezó a sentirse agobiado. Sólo podía escuchar a sus compañeros hablar acerca de lo que haría después de graduarse, universidades, oficios, viajes. Él no tenia ni idea y no solía preocuparse por eso, pero debido a que los días pasaban sentía que la presión en sus hombros aumentaba.

Pero debía estar exagerando ¿no todos pasaban por eso? ¿Pero por qué elegir lo que quieres hacer el resto de tu vida aún siendo tan jóvenes?

Su vida en ese momento era un desastre.

Todo empezó por el tonto juego de las cartas, su inmensa curiosidad y los sentimientos de Shinichiro siendo declarados de forma repentina, quedando a su disposición. Todo eso llamó su atención, le atrajo, y lo aceptó.  Solo era algo que le daba curiosidad y de cierta forma anhelaba experimentar con ello.

Pero las cosas habían cambiado un poco.

Era como si la pequeña burbuja en la que se encontraban estallara de repente y quedara expuesto a cualquier pensamiento o emocion.

Él no quería, de verdad que no, ¿pero como evitarlo? Shinichiro simplemente era maravilloso, la persona más extraña y sincera que había conocido en toda su vida ¿Cómo podía no enamorarse de él? ¿Cómo?

Quizás solo era una sensación, pero podía percibir que Takeomi empezó a sospechar lo que sucedía. Cuando lo interrogó sobre el tema del que quería hablar, el solo sonrió y soltó un estúpido "Ya lo olvidé".

Tal vez si debía decirles lo que sucedía con Shinichiro, ellos no harían ningún comentario desagradable ¿no?

Se levantó para ver la hora. 12:45 am.

Con amor, S.S  [Shinwaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora