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Era un domingo por la tarde y la temperatura estaba a tope, el calor era agobiante impidiéndole concentrarse en su tarea. El sonido del ventilador también era una gran distracción, pero no era su mayor problema.

Observó al azabache de reojo, estaba en el suelo con la espalda pegada al colchón de la cama, en sus manos tenía un manga que leía gustosamente en silencio.

Shinichiro lo invitó a su casa ese día porque lo ayudaría con algunos trabajos de la escuela, aunque en realidad no hizo demasiado, pero se conformaba con su compañia. Si bien cuando llegó no había nadie, ahora podía escuchar las voces de niños en la planta baja.

Golpeó la punta de su lápiz contra el papel de su cuaderno repetidamente, soltó un suspiró. Giró su silla para ver mejor al azabache.

-Oye.

Shinichiro alzó la vista.

-¿Ya terminaste?

-Sólo he hecho dos renglones.

-Pero llevas casi una hora con eso-Shinichiro dejó a un lado su lectura.-¿No entiendes algo?

-Cuando dijiste que me ibas a ayudar pensé que me darías la copia-se quejó haciendo un ligero puchero-Tú ya la entregaste ¿no? No te cuesta nada.

-Compartimos el mismo maestro, puede que note que son iguales.-contestó volviendo la vista a su lectura, intentando ignorar la expresión de Wakasa.

-Ese señor está por cumplir 50, dudo que lo note.

-Ni lo intentes.

Wakasa le lanzó una mala mirada mientras giraba de nuevo hacia su cuaderno, soltando un "idiota" lo suficientemente fuerte para que el azabache lo escuchara.

Shinichiro esbozó una pequeña sonrisa observando la espalda del peliblanco. Era la primera vez que estaba en su casa, no iba negar que por un largo rato los nervios le impedían leer con tranquilidad, pero después se acostumbró a escuchar sus quejas y a su presencia en su habitación. ¿Como fue que tuvo la valentía para traerlo a su casa?

Había pasado casi una semana desde aquella noche donde volvieron a besarse. Las cosas no cambiaron mucho, la mayoría del tiempo que pasaban juntos estaban con gente a su alrededor, Takeomi, Keizo o cualquier compañero de clases; impidiéndoles volver a tocar el tema. Shinichiro tampoco insistió en sacar flote la conversación, esperaría que Wakasa se desestresara de la enorme cantidad de tareas sin entregar que tenía.

Estaba tan centrado en sus pensamientos que no notó cuando Wakasa se levantó y se sentó a su lado, hasta que el brazo del contrarion se presionó contra el suyo.

-¿Que haces?-preguntó dándole una mirada perspicaz.

-Sentándome-respondió con obviedad.

-Waka -advirtió.

-Estamos perdiendo el tiempo, Shin-pronunció-Podríamos salir a algún lado.

-¿Y la tarea?

-Si me prestas la tuya...

Shinichiro soltó una risa y negó.

-No seas perezoso.

-¿Y si te doy algo a cambio?

Shinichiro alzó una ceja.

-No funcionará-volvió a decir.

Wakasa ladeo su cabeza, Shinichiro mantenía la vista en el manga, evitando su mirada a toda costa. Necesitaba esa maldita tarea ¿que si era un flojo por no querer hacerla? Sí, ¿le importaba? Para nada, pero tenía que entregarla el día siguiente y a ese paso no alcanzaría a terminarla.

Con amor, S.S  [Shinwaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora