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Los siguientes días fueron bastante normales, agregándole ahora a su rutina la presencia de cierto pelinegro en sus ratos libres, quien sin preguntar solía ir a sentarse junto a él y conversar hasta que las clases empezarán de muevo.

Descubrió varias cosas de él, como el hecho de que solo vive con sus dos hermanos y su abuelo, el cual tiene un dojo de artes marciales.

También dijo que le gustaban mucho las motocicletas y que su sueño es tener una tienda.
En pocas palabras, Shinichiro era bastante confiado para contar acerca de su vida.

Y agradeció el hecho de que no mencionara nada de lo anterior, era como si solo se hubieran conocido y formado una amistad de un día para otro.

Para su mala suerte, sus amigos volvieron y lo llenaron de anécdotas sobre el campamento y de la suerte que tuvo al negarse a ir. Toda la mañana se la pasaron hablando entre susurros estupideces impidiéndole poner atención a la clase hasta que llegó el ansiado receso.

Supuso que Shinichiro no apareceria ese día, así que tuvo más remedio que hacer el esfuerzo de ir por él, para presentarselos y de paso que lo ayudara con su tarea.

—Se llama Shinichiro, lo encontré por ahí cuando ustedes no estaban y ahora somos amigos—Wakasa sonrió levemente y se sentó sobre una de más mesas.

—¿Por qué lo dices como si fuera algún tipo de mascota?—Shinichiro se quejó cruzándose de brazos.

—Pero si te encontré ¿lo olvidas?—pronunció con sorna bebiendo de su soda.

Shinichiro entornó los ojos, observando al peliblanco dejar la lata a un lado y seguir copiando algo en su cuaderno ignorando su presencia, pero eso no era lo peor, sentía la intensa mirada de dos personas en su nuca, contuvo la necesidad de voltearse y solo susurró.

—¿Por qué tus amigos no dejan de verme?

Los orbes violetas de Wakasa se dirigieron hasta sus amigos, se encogió de hombros restandole importancia.

—Ignoralos, tienen problemas mentales.

—¡Te escuché, idiota!—Takeomi frunció el ceño, dándole una mala mirada.

—Esa era la intención—respondió Wakasa con tranquilidad, mirando su cuaderno.—Si te molestan puedes irte, gracias por la ayuda.

—No hay problema—Shinichiro respondió esbozando una sonrisa—Ya sabes, puedes pedirme lo que quieras.

—¿Puedes hacer todas mis tareas?

—Todo menos eso—Shinichiro rio al ver la expresión decepcionada del peliblanco—Ni siquiera he hecho las mías.

Wakasa alzó una ceja, jugando con el lápiz en su mano.

—¿No tienes buenas notas?

—Más o menos, en realidad, uso mis habilidades sociales para subir mis notas—Él azabache sonrió con orgullo—Tengo buena reputación, así que los maestros me tienen consideración con los trabajos.

—Maldito favoritismo—Wakasa frunció el ceño y lo señaló con el lapiz—Si fueras otra persona ya te hubiera pateado el trasero.

Shinichiro soltó una risa al ver la absurda amenaza del peliblanco, aunque el se veía molesto de verdad.

—Supongo que debería sentirme afortunado.

Wakasa hizo un sonido de afirmación con su boca, para luego seguir con su trabajo.

Se veía tan lindo concentrado que quiso quedarse ahí por horas. Pero también tenía clases, así que antes de que la campana sonara, se levantó y de despidió de él y sus amigos con una sonrisa.

Con amor, S.S  [Shinwaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora