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Para mala suerte de ambos, las horas parecían haberse hecho larguísimas, pero después de sobrevivir a las tortuosas clases, Wakasa se escabulló como pudo de sus amigos, evitando cualquier tipo de preguntas y encontrándose con Shinichiro en la salida de la escuela.

Vagaron por las calles sin rumbo fijo, solo mantenían una conversación fluida de cualquier cosa que se les ocurriera, hasta que el estómago de Wakasa rugió pidiendo algo de comer. Decidieron parar en un restaurante de ramen. Se divirtieron compitiendo sobre quien terminaba primero. Una tontería, pero Shinichiro se sintió satisfecho al llevarse la victoria, y ver la expresión molesta del peliblanco.

El cielo se había oscurecido después de unas horas, el sol se había ocultado y el ruido nocturno de la cuidad obstaculizaba mantener una conversación normal, sumando la indiferencia que Wakasa mostraba hacia el desde que salieron de aquel restaurante.

Su mal humor fue el causante de una "pelea" que no terminó en nada grave debido a su intervención, tuvo que ingeniárselas para que Wakasa no se lanzará sobre ninguno de los tipos.

Por suerte el peliblanco tampoco se opuso demasiado, solo lo siguió de nuevo mientras farfullaba varios insultos. Ahora lo esperaba pacientemente mientras miraba el agua correr por debajo de aquel puente.

Se está tardando demasiado.

Buscó en su mochila algo con lo que entretenerse, encontrando el cigarro que le robó a su abuelo.

Diablos, olvidé que lo tenia guardado.

Si su abuelo se enterara algún día que solía robarle algunos cigarrillos le daria una paliza. Por suerte, no faltaba mucho para que pudiera comprarlos por él mismo, solo los consumía cuando el estrés le ganaba. Tenía que quedarse hasta tarde fuera de casa para que el olor desapareciera por completo.

—¿Fumas?

La voz de Wakasa hizo que diera un pequeño respingo en su lugar. Llevó su mano hasta su pecho, donde su corazón se aceleró por unos segundos.

—Dios, deja de asustarme así.

Los orbes violetas del peliblanco lo miraban con curiosidad.

—Cada dia me sorprendes más, Sano —canturreo mientras se situaba a su lado.

Shinichiro bajó la mirada, frunciendo sus labios sin saber que decir. Sentía la mirada de Wakasa encima de él, lo estaba poniendo tenso.

—Aveces lo hago—respondió dudoso—Tampoco pensaba hacerlo ahora, no te preocupes.

—¿Por qué no?—Wakasa sonrió levemente.—No me molesta.

—¿De verdad?

—Mi mamá lo hace todos los días, me acostumbré.

—Oh, entiendo. Suelo tomar algunos de mi abuelo, pero me mataría si se entera—Shinichiro lo guardó de nuevo en su mochila—Suelo llevarlos conmigo para evitar que alguno de mis hermanos los encuentre.

—¿Intentando dar un buen ejemplo?

—Hago lo que puedo.

—Seguramente lo haces bien—Wakasa se encogió de hombro, sacando dos latas de soda de la pequeña bolsa de plástico que colgaba de su muñeca—¿Tienes sed?
Compré esto.

Shinichiro sonrió inevitablemente.

—Pensé que estabas molesto conmigo.

—¿Uh? Para nada. Pero debiste dejar que les diera una paliza.

—¿Entonces por que me ignoraste todo este rato?

—Sólo para fastidiarte—Wakasa sonrió con burla—Lo logré ¿no?

Con amor, S.S  [Shinwaka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora