Te escucho || YOONMIN

Capítulo 13

Ocurrió en un día frío, aún no era invierno pero se sentía muy cercano; salió de la escuela directo a su hogar porque quería terminar sus deberes antes de ir a sus clases de canto. Toda la mañana tuvo un extraño presentimiento, como si una señal de alerta sonará en su mente pero era incapaz de descifrar de qué se trataba.

La clase no era lejos de su casa, podía llegar caminando sin problema alguno; el salón donde la tomaba tenía un hermoso piano en el centro y su maestra juró que algún día le enseñaría a tocarlo con la condición de que lo cuidará. Se sentó en el banquillo para esperarla, era extraño que no llegará puntual por lo que se preocupó un poco, decidió preguntarle a una de las secretarías del lugar; la mujer de aproximadamente cincuenta años tomó un teléfono y la llamó.

Resulta que la profesora tuvo problemas con su automóvil por lo que se encontraba varada en la calle, prometió que estaría ahí pero más tarde y autorizó que el chico tocará el valioso instrumento para que no pasará por el aburrimiento de esperar.

Se dedicó a presionar las teclas tratando de imitar la famosa canción de "Brilla brilla estrellita", tenía un gran oído musical para reconocer tonos, ritmos, métricas, tempos, entre otros factores que involucra las melodías pero aún le costaba trabajo memorizar la teoría o aprenderse todos y cada uno de los símbolos de las partituras. Para él era más fácil escuchar.

Al querer dedicarse a la música tendría que aprender, sobre todo si compondría sus propias canciones en el futuro; le emocionaba mucho la idea de lograr sus sueños, después de todo la mayor parte de los jóvenes de su edad creen que son invencibles y todo saldrá de acuerdo a sus planes.

La instructora llegó a las 7:30 de la tarde y la clase acabó casi a las 9 para compensar el tiempo perdido, enseñarle al chico una nueva canción más avanzada y darle tips para que le fuera más fácil memorizar la teoría y tocar el piano.

Ya les había avisado a sus padres que saldría tarde pero estaba muy emocionado por la lección que quería llegar lo más rápido posible para cantarle a su hermano menor por lo que cortó el camino.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos y deseos que lo único que lo hizo volver a la realidad fue cuando se tropezó al doblar en una esquina. No cayó al suelo pero por inercia buscó aquello que lo hizo perder el ritmo, eran los pies de alguien, una persona estaba recargada en la pared de un bar y se veía a kilómetros que el alcohol lo había dejado fuera de combate hace tiempo; lo reconoció como uno de sus compañeros de último grado, líder del equipo de fútbol ¿Por qué un deportista estaba tirado en medio de la nada entre semana en un día frío? Quizá muchas personas lo han pasado de largo para no involucrarse en una situación problemática pero él no era de esa manera, sus valores no le permitían dejarlo en esas condiciones.

Lo primero que hizo fue agacharse hasta su altura y tratar de despertarlo, el mayor reaccionó ligeramente pero no lo suficiente como para darle su dirección y lamentablemente no contaba con billetera para buscar una identificación; como pudo lo ayudó a pararse ¿Qué podía hacer? Si lo llevaba a su propia casa cabía la posibilidad de que sus padres se pusieran estrictos, recordó entonces que cerca del lugar había un motel, eso era mejor que abandonarlo.

Con mucha dificultad logró llegar, pidió una habitación para el resto de la noche, se la dieron de mala forma por ser menor de edad pero explicó la situación, pagó dejando que sus ahorros del mes se fueran en un acto heroico; llevó a su superior al cuarto, lo recostó en la cama y le quitó los zapatos, estaba a punto de irse cuando lo tomaron de la muñeca.

-¿Quién eres? ¿Dónde estoy?- el chico lucía desorientado y aún ebrio, trató de levantarse pero no pudo.

-Tranquilo, estás muy borracho y creo que perdiste tus pertenecías, quédate aquí hasta mañana, todo está pagado- se soltó del agarre- Soy Park Jimin, vamos a la misma escuela, debo irme a casa. Cuídate-