Sube, sube, sube. Baja, baja, baja.

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¿De dónde habían salido? No tenía ni idea, pero lo importante era que no dejaba de correr.

Lo último que recuerda era a Dean Makes contarles cómo hace dos años en Empíreo unos compañeros de su nivel le quisieron insultar diciendo que peleaba como una chica, se quejaba de no haber conocido a Lexa Hill en ese momento, porque habría respondido que ojalá fuese así.

Tras eso, todos se habían separado por las calles cuando dos monstruos les divisaron. 

Todo su cuerpo dolía como si estuviese cargando veinte kilos a su espalda, aún se sentía débil de la anterior pelea, pero al menos algunas de sus heridas ya habían cicatrizado.

Estiró su brazo hacia atrás mientras corría, pulsando cinco veces seguidas el gatillo de una pequeña pistola y soltaba un bajo rezo esperando haberle dado, aunque sea para ganar tiempo.

-¡No gastes munición! - escuchó desde alguna parte el grito de Jude Walker.

-¿¡Y dejo que me mate!? - gritó de vuelta a la nada. No veía a ninguno de sus compañeros, pero sabía de alguna manera que estaban cerca, siempre lo estaban. Aunque ahora le gustaría que hubiese uno con él ayudándole.

Frenó el paso al ver a lo lejos a Álvaro escondido y sujetándose el pecho con expresión de ahogo. Las pisadas del monstruo resonaban tanto que hasta algunas piedras sobre el asfalto tintinearon. Sabía que le daría tiempo a seguir corriendo, pero esa bestia asesina vería a Álvaro y él no estaba aún en disposición de correr por su vida como hacía Axel.

-Tú puedes, tú puedes - se inundó de ánimos sacando su espada y abriendo ligeramente las piernas. Vio al monstruo girar la esquina, chocándose con unos cubos de basura por la rapidez a la que corría y, tras soltar un gruñido, visualizar a Axel esperándole cerca del centro de la calle. - No, voy a quedarme sin cabeza.

El monstruo parecía crecer de forma exagerada a medida que corría hacia Axel. Giró levemente la cintura y sus brazos sujetando su espada cuando casi lo tenía encima, preparado para dar una fuerte estocada y notando el ardor de algunos cortes que tenía en su cuerpo, pero los ignoró.

No tuvo la oportunidad de saber si iba a ser un buen ataque, recibió un fuerte empujón que le tiró contra una puerta oxidada del callejón, que se abrió de golpe.

-¡¿Qué pensabas hacer así?! ¡Estúpido! - gritó un furioso Jude encima de él. Sus golpes sobre el cuerpo de Axel frenaron cuando el monstruo se golpeó contra la entrada, tratando de seguirles.

-Corre, corre, corre - metió prisa Axel empujándole, yendo ambos hasta el interior de la casa. - Y que sepas que me interrumpiste un acto heroico.

Escuchaban a sus espaldas la pared ceder ante los empujones del monstruo. Le parecería buena idea estar dentro de una casa por la torpeza del gran animal en comparación con ellos por su tamaño, pero no cuando no conocía el terreno y no sabía ni por dónde ir.

-¡Sube, sube, sube! - indicó señalándole las primeras escaleras que vio. Tras ellos, una mesa era lanzada contra una pared con violencia.

-¡No repitas las palabras! Con una vez me es suficiente.

Jude y él parecieron tener la misma idea cuando llegaron al primer piso, continuaron subiendo tratando de alcanzar algún balcón por donde huir, cualquier cosa que estar al alcance del monstruo que destrozaba todo lo que veía a su paso.

-¡Baja, baja, baja! - les gritó Lexa apareciendo desde la parte superior de las escaleras. Axel vio varios pisos arriba trozos de madera y figuras caer.

-¡No podemos bajar!

-Tampoco subir - se encogió de hombros Axel. - ¿No es un poco gracioso? Los únicos dos monstruos que hay, en la misma casa con nosotros.

Danger: La FugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora