Un vaso es el nuevo modelo de máquina de matar

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Ninguna palabra era la adecuada para describir todos los pensamientos que se agolpaban en su mente, ni tampoco la profunda decepción que sentía.

En los dos meses que estuvieron fuera de los límites de su hogar, Empíreo, se había apoyado muchísimo en Lexa, había confiado en ella contándole sus inquietudes y miedos, había acatado sus consejos a rajatabla y lo más importante, la había admirado. 

Ahora su modelo a seguir se había convertido en una auténtica farsa.

Había pasado días y noches tratando de ofrecer su apoyo a Lexa sin parecer intenso o demasiado cariñoso, respetando sus límites y barreras con paciencia, pero queriendo hacerle saber que, aunque no era un nivel uno, podía contar con él. Todo el dolor que reflejaba su mirada cada vez que recordaba la supuesta pérdida de su anterior equipo fue en vano, Axel sufría por verla así, y en realidad él, junto a Álvaro, Jude y Dean, habían sido unos completos idiotas.

Lexa Hill, la persona que profesionalmente más idolatraba, era una mentirosa profesional y una cínica, capaz de jugar con la supuesta muerte de sus amigos e incluso supuesta novia solo para manipularles y que se viesen un poco reflejados en ella entre tanta desgracia fuera de Empíreo.

Lo único que podía decir a favor del Séptimo Círculo era lo amables y bien preparados que estaban en enfermería, donde debería haberse quedado unos días a hacer reposo y ser vigilado por sus golpes y heridas periódicamente, pero se había escapado. Otra vez. No se fiaba de nada, esos buenos tratos no los recibes de un enemigo. Y sea la situación que sea, estaban en la base de su enemigo.

La única modificación que había sufrido su plan era que en cualquier momento en que estuviesen recuperados, se marcharían de vuelta a su hogar, pero solo Jude, Dean y él. Lexa ya no estaría para ayudarles y dados los acontecimientos de hace unas horas, le daba igual morir a manos de un monstruo por su poca preparación militar en comparación a ella. No volvería a aceptar ninguna ayuda de su parte.

Por los pasillos se encontraba a veces a algún que otro soldado, todos saludándole ya sea con una sonrisa o un asentimiento, nada que Axel correspondiese. Entraba en cualquier sala, inspeccionando y viendo cómo por ahora todo parecía estar abierto a cualquiera, no había zonas restringidas donde se le evitase el paso. Nada estaba cerrado por algún código o bajo llave.

Intentaba buscar la salida, fijándose en los paneles de direcciones, demasiado liosos para alguien que lo veía por primera vez, pero tendría que intentar aprendérselo de memoria. Tenía un pantalón de chándal y una camisa ancha a modo de pijama que le habían suministrado, algo por lo que casi forma un escándalo de no ser porque Blake Bishop se acercó expresamente a su camilla de hospital dejándole en sus manos su transmisor de Empíreo, aún operativo. No esperó a que se lo agradeciese, Axel dudó si hacerlo, no confiaba en ella, pero sí parecía entender la importancia que le suponía sus amigos para él.

-¿No hay habitaciones? - susurró delante de un panel, mirándolo durante largos minutos tratando de ubicar las zonas más concurridas por las que no debería ir.

Si corría, en una hora podía recorrer toda la base del Séptimo Círculo. No era para nada grande, algo que estaba seguro que le interesaría saber a Empíreo. Su hogar estaba mucho más preparado y para haber dado tantos problemas y suponer una amenaza, no eran tan destacables como aparentaban ser. Podrían ser buenos guerreros, cuatro de nivel uno de Empíreo lideraban sus marcas, pero en Empíreo eran más y eso les pasaría factura con el tiempo.

Quizás la primera buena noticia que había recibido desde que llegó.

Aunque soltaba pequeños murmullos consigo mismo, fue capaz de escuchar unos lentos pasos tras él. El pequeño vaso con agua que le habían dado en la enfermería y que no había soltado en toda su excursión por los pasillos del Séptimo Círculo, fue lanzado hacia su espalda con la misma rapidez que un cuchillo. Un lanzamiento que había aprendido de Lexa Hill, para su desgracia.

Danger: La FugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora