A una patada para caerse del techo

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Ver cómo el sol comenzaba a caer le hacía darse cuenta de cuán largo había sido su primer día en el Séptimo Círculo y, sobre todo, cuánta información había recibido. Confusa en su mayoría.

Pero contra todo pronóstico, estaba tranquilo, quizás demasiado. Algo nada recomendable en territorio enemigo.

Ladeó por unos segundos la cabeza hacia Blake, sentada a una distancia prudencial a su lado. No sabía si era la luz del ocaso o las sombras de algunos árboles más altos que el techo de la casa donde estaban, pero tenía un aire tranquilo que le inspiraba paz.

Luego recordaba que tuvo su daga en su garganta y se le acababa la ensoñación. Volvió a mirar el atardecer con la asesina que tenía a su lado, y también, otra traidora a Empíreo, a su hogar, a la organización que permitió la supervivencia humana.

-Un trato es un trato ¿por dónde quieres que empiece a contarte? - escuchó a Blake, consiguiendo que la mirase de nuevo brevemente. - ¿Cómo llegamos los de nivel uno? ¿Lo que nos contó Kalman? ¿Por qué nos quedamos? O mi favorita, ¿por qué deberías perdonar a mi mejor amiga? - Axel hizo una mueca de desagrado ante la mención indirecta de Lexa, lo que menos le apetecía era hablar de ella. - Vale, creo que es mejor que empiece por donde yo quiera y luego tú haces todas las preguntas que quieras, ¿bien?

Axel se mantuvo en silencio mirándola, pensando su respuesta. Todas las preguntas que había pensado en hacerle durante todo el camino se habían borrado de su mente. Sus intereses habían cambiado abruptamente.

-Sé que no tiene sentido, pero... no quiero saber nada más hoy - su voz fue baja, casi un susurro. - Iba a bombardearte a preguntas, quería hacerlo, pero quizás mañana u hoy más tarde, no lo sé.

-Estás saturado.

No pensó que Blake fuese a entenderle, pero lo hizo.

-Lo estoy. ¿Kalman? Sí, Kalman, tenía razón en que todo ha sido demasiado repentino para nosotros. Necesito descansar.

-¿Quieres ir de vuelta a la enfermería?

-No, prefiero que nos quedemos aquí - respondió con rapidez, sin saber exactamente por qué la incluía, pero tampoco es como si la rubia fuese a permitirle estar solo. - Quizás sea un error no aprovechar que vayas a responderme todo lo que te pregunto. Es más, podrías tirarme de una patada del tejado ahora mismo - bromeó mirando hacia abajo, viendo que ni de broma había algún toldo para poder salvar su vida. - Es decir, es la primera vez en mucho tiempo que me siento realmente tranquilo, sé que eres el enemigo, mi opinión no ha cambiado, pero me estás aportando una paz que no tengo desde hace dos meses.

-Si no hubieses dicho lo de enemigo hubiese quedado mejor - opinó entretenida. - El enemigo no te ofrece la enfermería y te hace una excursión por su territorio. Es lógica.

-Pienso que sois unos buenos manipuladores, que nos tratáis bien para engañarnos como hizo Lexa - le pareció graciosa la mueca ofendida de Blake. - Pero hoy me da igual, necesito esta calma, aunque sea falsa.

-Asesinos, traidores, mentirosos, manipuladores... vaya descripción nos estás haciendo, Axel Kross - bromeó. - Está bien, acepto esta tregua.

Blake tenía razón cuando le dijo que no había visto una puesta de sol en condiciones, hasta ahora. No era particularmente maravillosa, algo normal, pero el simple hecho de no correr peligro ni vigilar sus espaldas, ascendía directamente al puesto número uno.

Quizás era un iluso por fiarse de que realmente no le tiraría del tejado o trataría de asfixiarle tal y como él estuvo a punto de hacer cuando se conocieron. No era capaz de entenderse a sí mismo, estaba disfrutando de un agradable y -quizás- íntimo momento con quienes se habían intentado matar mutuamente. Era un completo sin sentido, se refugiaba en que Hunter hace años le contó un dato curioso sobre que, en medio de una guerra, ambos bandos hicieron una tregua momentánea solo para jugar un partido de fútbol y pasarlo bien antes de que se matasen entre ellos. Seguramente su relación era algo así.

Danger: La FugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora