Un bíceps propio de un titán

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No recordaba cuándo fue la última vez que leyó un libro, posiblemente una semana después de la marcha de Axel. No sabía cuántos meses llevaban sin él, no quería saberlo.

-Deberías parar - habló Andrew a su espalda, sentado en la mesa con las piernas cruzadas. Podía verle por el espejo comiendo vete a saber qué. - Ya es muy difícil ligar aquí si no hablamos con nadie, como para que tenga un mejor amigo que parezca un dios griego ¡seré el amigo feo del guapo! ¿Sabes en qué lugar me deja eso?

Hunter siguió dándole golpes al saco de boxeo. Perfeccionaba al milímetro sus movimientos, corrigiendo sus propios errores usando la lógica y observación propia, un auténtico autodidacta. Sus entrenamientos en Empíreo se le estaban quedando cortos, no subían de nivel, estaban estancados por la mayoría del grupo.

No descansaría hasta tener en tiempo récord el número uno en su uniforme. Lo necesitaba, ansiaba que le aportase la seguridad sobre su valía, que le reconociesen su mérito y viesen que estaba totalmente preparado para ser el mejor y defender Empíreo.

En cuanto tuviese el número uno en su pecho, saldría a buscar a Axel .


Sin descanso día y noche entrenaba para conseguir la mejor versión de sí mismo que le permitiese ir en su ayuda. Lo conseguiría. Saldría de Empíreo con el valor que no tuvo hace meses.

Sus prisas habían acrecentado desde que la imagen de Dean Makes se borró hace un mes. Un muerto más, algo que para el resto era puramente lógico. Para su pequeño grupo, seguía habiendo un rayo de esperanza ahí fuera entre tanto caos. Axel seguía vivo, su imagen estaba intacta y por corazonada o atisbo de esperanza, sabía que Lexa también lo estaba. No quería desprestigiar a su mejor amigo, pero usando la lógica, había muy pocas probabilidades de que Lexa hubiese fallecido y él no, y en caso de que lo hubiese hecho, Axel no seguiría vivo.

Se sentía un hipócrita al notar cómo su preocupación no abarcaba solamente a Axel Kross, sino también a su hermana. Su nula relación no les había permitido entrelazar sentimientos propios de hermanos, simplemente convivían como el resto, sin conocerse realmente. La palabra "hermana" para él jamás significó nada y sabía que para Lexa era exactamente lo mismo. Pero ahora que podía perderla, estaba preocupado como si alguna vez de verdad la hubiese tenido.

De nuevo la vida volvía a demostrarle que toda existencia partía de una base lógica, menos el amor, en cualquiera de sus versiones.

-¿Puedo medirte el brazo? Hay una sandía en la cocina que me recuerda a este bíceps - subió y bajó Andrew las cejas, toqueteando su brazo y exagerando su asombro. - Vaya, ni almohada necesitas, titán.

-Deja de decir tonterías, Andrew.

-Has hablado - fingió sorpresa. - Pensé que los dioses no se manifestaban ante los plebeyos.

Incluso cuando se fue a duchar, seguía escuchando los comentarios de Andrew desde fuera. Aunque podía resultar un poco intenso a veces, incluso pesado, era una buena manera de hacerle despejar su mente. Andrew había sido el único que aparentemente había seguido igual desde la marcha de Axel, lo que le hacía comprender por qué Axel le pidió a él que hablase con su madre cada mes, no solo para hacerla reír. Mirar a Hunter y Ellen era como observar a la desolación a los ojos. Andrew sin duda era el más fuerte, o el que mejor ocultaba sus sentimientos.

Lo único que consiguió acallar el parloteo de Andrew a su lado fue entrar en la habitación. Ninguna de las camas estaba ocupadas al ser el horario de descanso, estarían todos desperdigados por la base, excepto Ellen Lasso, que dormía como siempre apretando el peluche de un pez payaso de Axel junto a la Tablet donde aún brillaba la imagen de su amigo.

Danger: La FugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora