ONCE| Puedes hacerlo si quieres

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CALIAN.

No había sido consciente de cuánto necesitaba a este Gamma.

Tampoco fui consciente de esas feromonas que brotaban de sus poros como si fueran un jodido veneno que me estaba matando lenta y placenteramente genial.

Estaba llorando porque no podía con Alexandrey. Mis feromonas intentaron encapsular las suyas, adoptar su misma intensidad y fluir en armonía, pero eran violentas. Esto no era seguro para nosotros.

Alexandrey se alejó de mí y dio una bocanada de aire, al parecer estaba siendo afectado por el rechazo que había entre nosotros, pese al profundo deseo que teníamos por poseer cada parte nuestros cuerpos. Mis feromonas estaban mutando por culpa suya y no era algo que pudiera controlar.

Y aunque se dio cuenta de ello, sujetó mis manos por encima de mi cabeza alzó mi playera. Su boca fue directo a mi carne, la marcó sólo como él podría hacerlo y yo gemí. Me gustaba sentir y saber que estaba desesperado por tenerme.

—Alexandrey —susurré su nombre—. Alex...

La primera vez que sentí este tipo de ahogo, fue cuando intenté matar un alacrán que estaba dentro de mi casa de campaña. Había tomado el insecticida y eché todo el contenido sobre el insecto hasta que dejó de moverse y se quedó blanco sobre la superficie. Poco después el aroma se adentró en mi garganta y comenzó a picar y arder. Tosí hasta que mis pulmones colapsaron y comencé a llorar, así que salí corriendo intentando obtener un poco de aire fresco y quedé afónico por casi una semana. Aparte, mi madre me había regañado por hacer una imprudencia así.

"¿Qué pasaba si te intoxicabas?". Preguntó molesta tan pronto y le conté sobre ello.

La sensación que sentía con las feromonas de Alexandrey era peor a eso. Era como respirar fuego. Era como si una colmena entera de abejas asesinas me estuviera picando los pulmones y como si alguien estuviera rociando en mis ojos gas pimienta. No era para nada agradable sentir que alguien me estaba aplastando la tráquea.

Pero... Alexandrey se veía peor que yo.

Confundido y asustado de lo que pasaba. No entendía por qué reaccionaba así y tan pronto y comprendió que no estaba bien, intentó reprimir sus feromonas y me adelanté a ello.

No quería estar con este Gamma de esa forma porque era mi Gamma. Debía aceptarlo, pero seguía molesto por muchas cosas.

Especialmente con la parte donde debía entender que Alexandrey no era como las demás personas, que había crecido en un ambiente cruel y frío donde nadie se preocupó nunca por él y donde sobrevivir fue siempre su primer pensamiento.

Sobrevivir.

No importaba cómo, sólo debía sobrevivir.

Marcar a otro omega aseguraba mi supervivencia, entonces dentro de su lógica, eso estaba bien. Secuestrarme y fingir mi muerte aseguró mi supervivencia, entonces seguía estando bien. No se detenía a consultarme nada porque hasta ahora jamás lo hizo con nadie.

Su confusión se debía a que no entendía qué demonios sentía. Todo eso debía comprender y ser paciente... ¿debía simplemente dar por hecho que, de ahora en adelante, todo iba a ser así?

No.

Porque si no le marcaba un límite tarde o temprano se me saldrá de las manos y será demasiado tarde.

Si era cierto que ver a Alexandrey como un animal salvaje que fue rescatado de su abusador, tenía que entender que ya no podía liberarlo, pero tampoco era seguro mantener a una criatura que podría matarme de un momento a otro. No podía simplemente exigirle que dejara de ser así porque ya no podía cambiar.

Abismo InmoralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora