29. Ocaso

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Gocedonia.

6 de octubre, 2064

Los cielos fuera de Los Tres Mundos volvieron a su normalidad poco a poco. En Gocediona, el manto estelar resplandecía, y eso le dio esperanzas a Sashi. Él estaba en el balcón del departamento, observando el firmamento y tratando de recordar algo que le fuera útil. Su yukata ya limpia estaba arrugada de la parte de su hombro, pues ahí reposaba el cuervecillo que lo acompañó desde que despertó.

Zuri observaba al muchacho desde lejos. Sostenía entre sus manos una taza de té, y le dio un sorbo mientras analizaba su entorno. Quiso acercarse al rubio, pero en eso se detuvo. Pensó que tal vez debía darle su espacio, ya que era obvio que su invitado tenía amnesia.

No sabía si llamar a un doctor o simplemente esperar.

- ¿Dónde está Zimbel? -Sashi se giró y fue lo primero que preguntó.

Aquella pregunta le perforó el corazón a la castaña, tanto que de inmediato sintió ganas de llorar.

Se acercó para no alzar tanto la voz.

- Él ya no estará entre nosotros. -dijo tomando un gran bocado de aire. - Ahora es un ascendido.

- ¿Qué es un ascendido? -ladeó la cabeza, provocando que el cuervo revoloteara hasta su coleta.

- Un ascendido es alguien elegido por los dioses para convertirse en profeta.

- ¿Profeta?

- Es alguien a quien le puedes rezar. -Zuri suspiró. - Como si fuera un dios que apenas comienza a nacer.

- ¿Seguiré hablando con él entonces?

- Bueno... He leído casos donde los dioses bajan del elíseo y conviven con humanos. Pero no sé si Zimbel lo hará. -suspiró. - No sé cómo funciona el mundo de las deidades.

- Él fue muy noble conmigo. -bajó la mirada.

- Así nos educó papá... -la castaña sonrió, pero no aguantó sus lágrimas y se agachó al suelo a llorar.

Sashi se desconcertó por su repentino cambio, y sin pensarlo dos veces se acercó a ella para abrazarla. Acarició su cabello y le alejó la taza para evitar que esta se rompiera, luego los dos se sentaron en el suelo.

- No llores. -frunció el ceño. - Te prometo que le rezaré a Zimbel todas las noches para que baje y conviva con ustedes.

Zuri se limpió las lágrimas y miró al rubio con mucha ternura. Asintió después de calmarse y correspondió a su abrazo.

- Tú también eres muy noble. -sonrió cálida.

- Quizá mi papá también me educó así. -respondió el rubio regresándole la sonrisa.

Los dos se acompañaron, y luego de un rato ambos salieron al balcón para admirar a las estrellas que decoraban la noche.

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Inu Koi

10 de octubre, 2064

Russell no podía dormir. A pesar de la comodidad de su cama, el sueño nunca llegó. Se sentó en el borde del colchón y suspiró tan fuerte como para despertar a Leone, quien dormía a un lado.

- ¿Russ? -el peliblanco se acercó preocupado.

- No puedo dormir. -dijo mirando el suelo.

- ¿Quieres que me vaya al sofá? Quizá necesites descansar en toda la cama.

Vehemente [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora