Capítulo 11- Contrólate

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Cuando Draco finalmente había entrado a la oficina, vio un ovillo blanco en la esquina, se acercó, y se dio cuenta de que eran las alas de plumas blancas de Hermione que la envolvían, él se acercó con cuidado y entonces la escuchó sollozar.

-Hermione... ¿Qué sucede?
-No puedo...- otro sollozo- no puedo transformarme de nuevo, todavía me siento tan enojada, ese maldito imbécil dijo que me sacaría a mi y a cualquier descendencia que tuviera de nuestro mundo.- eso ultimo salió como un gruñido.- el maldito bastardo...

Draco veía como por momentos ella empezaba a erizarse de nuevo, volviéndose peligrosa, sus ojos pasaron de ser metálicos a volverse rojos del coraje y sus garras crecían mas junto con sus colmillos, si él no hacía algo, ella saldría y mataría al pobre desgraciado que dijo eso.

-Hermione...- se acerco a ella, y toco una de sus alas, y se estremeció.- necesitas calmarte, sé que ese hombre no debió decir esas cosas, y se que es probable que se merezca lo que intentas, pero él jamás podrá hacerte daño a ti ni a ninguno de nuestros hijos.
-¿De verdad?- los ojos de ella volvieron a ser plateados.
-Si, de verdad, él no puede hacernos ningún daño, es más, revisaremos cuál es su situación si es posible no dejaremos que este libre después de lo que te hizo.
-Draco es un funcionario del ministerio ¿Qué pasa si alguien lo sigue?- Hermione cada vez se tranquilizaba más, Draco podía verlo porque sus garras se acortaron de nuevo, sus colmillos estaban reduciendo su tamaño y sus ojos seguían plateados.
-Van a aprobar primero tu proyecto de ley y lo sabes, además, si eso no funciona, usaré todo mi dinero y poder para destruir al bastardo por atreverse a amenazarte.- finalmente ella desplego un poco sus alas y él pudo alcanzarla.

La tomo en sus brazos y sus alas pasaban por debajo del brazo del Draco, ella los envolvió y el olor de él se hizo mas penetrante y se acurruco en su regazo.

-¿Mejor?- preguntó el rubio.
-Si, escuchar que harás lo que sea por protegerme me hace sentir mejor.- se acurruco más cerca de él.

Ella olisqueo el cuello de Draco mientras la abrazaba con mas fuerza, las alas empezaron a retraerse y de repente ya no estaban, sus garras se fueron y sus colmillos volvieron al tamaño normal, Draco sintió como ella se relajaba por completo y para cuando se dio cuenta ella tenia los ojos cerrados, se había quedado dormida por el agotamiento. Él la levanto y la llevo al sofá cercano, sabía que su departamento estaba conectado con la flu de su oficina, ella no podía salir porque su blusa estaba arruinada debido al surgimiento de las alas.

-Marie.- Draco salió de la oficina y se acercó a la asistente de Hermione.
-¿Si señor Malfoy?
-Por favor, tráeme la dirección de Hermione, ya está bien, pero quedó inconsciente y necesito llevarla a casa.
-Por supuesto Sr. Malfoy, y gracias.

Draco solo asintió y regreso a la oficina a vigilar el sueño de su pareja, pocos minutos después Marie tocó la puerta, Draco tomo la dirección, luego cargo a Hermione en su brazos y con los polvos flu, paso por la chimenea hacia el departamento de Hermione, llevaban realmente poco juntos y jamás había estado ahí, ella recién había salido del hospital y no habían tenido tiempo de conocer sus respectivos sitios, él mismo estaba en busca de uno que fuera del agrado de ella.

-Hueles delicioso.- dijo ella entre sueños y él solo sonrió.
-Bueno querida, tu hueles maravilloso también.

Camino hacia la recámara y la dejo descansar en su cama, luego regreso a la cocina y se decidió por hacer la cena, ella estaría exhausta y probablemente hambrienta una vez despertara, así que se puso manos a la obra, no era un gran cocinero, pero se defendía, y al menos, estaba seguro de que no incendiaria la casa.

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Pansy finalmente había sido dada de alta, y Harry la acompaño a Grimmauld place, ella había estado viviendo con sus padres, y ahora no podía vivir ahí, así que se había ofrecido a darle asilo en su casa, de todos modos, era un hecho que se quedarían juntos, y eso lo hizo sonreír, mucha gente se sentiría abrumada, pero él estaba aliviado con la certeza, ¿Cuántas personas pueden presumir de tener la seguridad de que lo que sienten es para siempre? Iba tan contento con sus pensamientos que no noto al hombre desagradable que lo esperaba en su oficina.

Una veela diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora