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El clima era intenso hacia un frio que a cualquiera le haría temblar de los pies a la cabeza, además de eso, se podía notar las primeras pistas de la nevada.

Eran realmente pocos los seres naturales de la naturaleza que aún danzaban en la libertad de un sueño que acabaría en primavera.

Sin narrar los acontecimientos de manera individual como eran descritos con anterioridad, sentimientos más fuertes empezaban a sentirse. Era un camino de rosas, pero las rosas contienen espinas...

Aquella mañana ambos enamorados se reunieron en el lago que compartían con recuerdos tal vez cortos pero igualmente agradables al recuerdo.

— Mi tía,  imperio japonés, ¿Hizo esas atrocidades?

Preguntaba un alemán asombrado de la narración del norcoreano.

El coreano asintió ligeramente con su cabeza, un movimiento suave que el alemán comprendió.

— ¿Suena poco creíble?

Preguntaba está vez el asiático, su pregunta respondía a su pregunta con otra.

El europeo que tenía justo enfrente de el negaba con su cabeza.

— No, no es lo que quise decir... Es solo que no esperaba que les haya hecho tanto daño a la península y al resto de colonias japonesas.

Ambos observaban el lago que tenían justo enfrente de ellos, era el mismo en cuál ambos habían dormido aunque más bien solo se trató mayormente de Alemania.

Solo hubo un silencio que cubría aquel ambiente ninguno decía algo era como si esperaran que el otro dijera algo.

Era una clase de silencio que te hace sentir cómodo junto a la persona en la cual comenzaban a amar.

— ¿Recuerdas... Cómo fue aquel día en el cual nos conocimos?

Empezaba a hablar aquel asiático ganando la mirada de aquellos ojos brillantes que encantadores comenzaba a describirlos.

— Como olvidarlo... Eras muy cortante.

Sonreía el alemán de solo recordar aquel día, no fue uno muy alegre por la actitud del coreano pero sin duda atesoraba cada día.

— Me disculpo por eso, no estaba en mi mejor día.

El alemán regreso su mirada al lago con una sonrisa de tranquilidad, poco después de sonreír se hecho a reír a carcajadas con pequeñas lágrimas amenazantes con salir.

No entendía nada del porque reaccionaba de esa manera, pero tal vez su sonrisa o algo más le transmitió la emoción para realizar lo mismo.

El alemán trato de calmarse llevando sus manos a sus ojos.

— Es solo que jamás espere vivir todo esto... En especial conocer a más países.

Al inicio de esta historia era diferente a como es el día de hoy, Antes era posiblemente mejor descrito como el idiota del norte; alguien realmente poco expresivo y que desconocia por completo a las demás naciones, en especial a Alemania.

-- ¿quien es Alemania?- pregunté en vos baja para que solo china me escuchará.

Era extraño no conocerle a el, pero si al resto de naciones: en especial a Guatemala.

El coreano deslizó su mirada al suelo pensado un poco para luego suspirar.

— ¿Sucede algo?

Preguntaba un alemán calmado, era comprensible la razón del porque se sentía de aquella manera.

Sin Sonrisas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora