[YG/01]

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[OBLIGADO]

--Te veo luego, kookie – El rubio, solo se puso en puntitas para darle un suave beso a su novio, en la mejilla, mientras este lo toma de la cintura – te amo, mucho – sus cachetes se tornaron rojizas y se alejó del chico que solo sonreía sin pronunciar ninguna palabra. El más pequeño solo saca sus llaves para comenzar a abrir la puerta de su casa y luego agitar sus manitos en forma de despedida – Mamá, ya llegué – Gritó no muy alto para que su madre lo oiga – ¿Mamá? – deja su mochila en un rincón y camino rumbo a la sala, donde provenían leves murmullos.

-- Hijo, mío – la voz de su progenitora se escuchó y comenzó a caminar hacia él. La mujer solo lo abraza y le da un beso en la mejilla. Jimin solo sonríe, pero sus ojos se posan en una no muy agradable persona, con piel pálida y ojos gatunos que permanecía sentada en el sillón, a lado de un corpulento hombre de cabellos rojizos que tenía un maletín entre sus manos.

-- Mucho gusto, Señora Min – El menor extendió su mano en forma de saludo, de la cual la contraría no se lo negó. Las manos se juntaron y una leve sonrisa salió de los labios de aquella mujer de apariencia joven – ¿Qué la trae por aquí? – sus manos se dejaron de tocar y la pelinegra solo mira al hombre de cabellera gris que permanecía callado desde que su hijo había ingresado a la casa.

-- Así que tú eres el dichoso muchacho... -- la mujer inspeccionó al rubio, de pies a cabeza, quedándose fascinada ante la agradable imagen que tenía -- ¿Park Jimin, cierto? —el nombrado asintió, sin entender a lo que se refería aquella señora – Me gusta tu aspecto, eres muy buen mozo y perfecto para mi hijo – tomó su mentón para elevarlo y mirar detenidamente su rostro donde ahora se podía apreciar un leve fruncido.

-- ¿A que se refiere, con eso de que soy perfecto para su hijo? – Después de que su delicado rostro fuera soltado por las frías manos de la pelinegra, Jimin solo observó sin entender -- ¿Padre? – miró a su progenitor que solo dio una leve y rápida mirada a su mujer para luego volver hacia su hijo -- ¿Hay algo que no me hayan dicho? – pregunto.

-- Bien, al parecer aun no le han dicho la noticia a su hijo, yo me retiro, nos veremos en una semana o la cláusula del contrato será anulada y ustedes deberán cumplir con lo acordado – La pálida mujer tomó su cartera y junto a su acompañante, salen del lugar dejando a solas a la pequeña familia que solo se mantenían callados.

Jimin fue quien rompió el silencio tan incómodo de aquella sala – bueno, ¿alguien me dirá que está ocurriendo? – La madre se acerca a su esposo y lo toma de los hombros. Él peli gris, dio un respiro sabiendo perfectamente de la reacción de su hijo.

--Las empresas se estaban yendo a la quiebra total... así que la señora Min me propuso ayudarme con el dinero que necesitábamos para recomponer las estadísticas ... pero a cambio de eso ... -- miró a su esposa para tomar valor y volver hablar, ante la mirada curiosa de su hijo – a cambio de darle a mi hijo en matrimonio...-- El rubio solo frunce el ceño y mira con enojo a su padre.

--¡QUE!, no hablas enserió, ¿verdad? – Los progenitores negaron – Yo no pienso casarme con alguien como ... -- la voz de su madre calló sus palabras.

-- ES LA UNICA SALIDA!! – grito, dando un poco de seriedad al asunto – Tu padre no estaba de acuerdo con esa idea, pero en ese momento el banco llamó para cobrarnos la deuda que teníamos y si no pagábamos, nos iban a embargar la casa y nos quedaríamos en la calle, aparte la empresa  se estaba destruyendo de a pocos. Para rematarla, si no te casas con el hijo de la Señora Min, tu padre deberá de devolver el doble del dinero que nos dio para pagar la deuda y la empresa – Jimin solo se quedó pensando un poco, pensando en que hacer, él tenía ya una pareja, pero no quería que su padre pagará una fortuna solo por su negación.

DULCE SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora