Yoongi es un chico que cuando tenia 19 años, quedo en coma tras un accidente automovilístico.
Jimin es un doncel de hermosa sonrisa y con un corazoncito amable, que es obligado a casarse con el hijo de la dueña de una de las empresas mas prestigiosa...
En toda la noche Jimin no pudo dormir con solo pensar como sería su vida en la mansión en los siguientes días y la forma en la que sería tratado si aquel hombre que ahora dormía con tanta tranquilidad en el otro extremo de la habitación, despertara – Min Yoongi...quien diría que ahora estoy casado con el ser que me causó tanta curiosidad. Pero ahora puedo decir que no eres igual a la forma que me imagine que eras...-
Jimin sonrió leve para luego subir un poco el edredón y cubrir por completo su cuerpo, quedando de costado para observar a aquel blanquecino chico desde la distancia en la que estaba.
[¿Min Yoongi? ¿Quién es Min Yoongi y porque todos hablan de él?]
Cuando el sol inundó el rostro rechoncho del rubio, este se removió incómodo en la cama hasta sentarse en ella y sobar sus ojitos con algo de sueño – Buenos días joven Min – Jimin pegó un salto del susto al ver a una mujer ya de edad, frente suyo abriendo las cortinas, mientras le mostraba una radiante sonrisa – Desea tomar el desayuno en la cama o bajará al comedor.
--N...No hace falta, yo bajaré
La de cabellos platinados asintió y antes de salir de la habitación dejo algunas cosas sobre la cama de Jimin, quien la observaba sin decir ninguna palabra – La señora de la casa me ordenó que trajera esto para usted, son toallas limpias y algunos productos que seguro usted usa, si no es de su agrado díganos y le conseguiremos otros a su gusto. Me retiro.
El muchacho puso a un lado las cosas, para poder levantarse de la cama e ir en busca de sus maletas que estaban en una esquina sin aún ser instaladas en la habitación. Jimin tomó unas cuantas prendas, junto a las toallas recién traídas por la mujer, para después adentrarse al baño y poder tomarse una ducha antes de bajar a desayunar. Pero cuando sus ojos observaron el lugar, el rubio abrió su boquita sorprendido por lo enorme que era, se podría decir que era más grande que su antigua habitación.
--¡Dios! Aquí hasta una familia entera puede vivir...Todo es tan bonito.
Jimin dejó sus cosas a un lado para seguir mirando con más detenimiento cada objeto que había y la forma en la que estas brillaban por lo limpio que estaba. Esto en verdad era sorprendente, ya que él pertenece a una familia con estatus económico normal, ni tan alto ni tan bajo, pero podían sobrevivir con ello y nunca en su vida pudo observar algo como esto.
Después de un cálido baño, el joven esposo decidió bajar hasta el primer piso en donde observó a las muchachas ir de un lado al otro y a los mayordomos en las mismas circunstancias que las mucamas – Buenos días Señorito Min – todos se detuvieron para saludar al menor quien negó aquella cortesía, antes que ellos volvieran a su labor matutino.
--El desayuno ya está servido, ven y come junto a tu suegra, cariño.
Jimin asintió al escuchar la voz de aquella mujer detrás suyo, quien desprevenidamente tomó el brazo de su menor con delicadeza para dirigirlo hasta el comedor – Mientras desayunamos, porque no platicamos de algunas cosas. Por ejemplo, ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre? – hablo al momento de sentarnos uno frente al otro.
--¿Eh? Bueno...Yo no suelo hacer muchas cosas. Pero lo que si hago seguido es dar clases de danza Y a veces les leo cuentos a niños en las bibliotecas.
--Mmmm...Ya veo.
Después de la respuesta de Jimin, el comedor quedo en silencio hasta que la mujer se levantó de su sitio, luego de que un hombre vestido con terno elegante y de un tono negro, entrara y se acercara a ella de manera sospechosa o eso es lo que causo en él.
Al terminar de desayunar, el rubio se dirigió al jardín para poder tomar algo de aire fresco y distraerse un poco, tal vez así dejará de sentirse solo al no tener con quien hablar, así como lo hacía con su madre cuando estaban los dos solos.
El Patio era realmente grande y en cada sitio de este, se podían observar muchas macetas con distintas plantas, algunas de ellas estaban en tierra firme, en su mayoría, pero las que más resaltaba eran los rosales rojos y blancos.
--Son los tesoros del Amo Yoongi...Desde que él quedó en coma, yo cuide de ellos, pero ahora que está usted aquí, estoy seguro que las cuidara igual que como lo hacía él y si gusta yo le podría ense... !Dios! que modales los míos. Mucho gusto...Felix...Lee Felix.
--Mucho gusto...tu...
--Yo no soy un hombre importante, solo hijo de uno de los sirvientes leales de esta casa y ahora me debo de ir a ayudar en lo que me sea dado...ya que no estoy acostumbrado a estorbar en lugares donde se necesita ayuda y mucha...
El joven chico sonrió dulcemente a su mayor, para luego adentrarse a la mansión e ir en busca de algo que hacer en ella. Jimin por su lado se quedó tranquilo al ver que tendrá un pasatiempo más que hacer para matar el aburrimiento al estar en aquella enorme casa en la que estaba y la cual perteneceré toda su vida de casado o eso parecía y creía.
Caminando un poco más por el jardín, el rubio se topó con el enorme árbol que el día anterior había llamado su atención, observando que de este colgaba dos columpios que aún parecía que estaban en buen estado y así lo era.
Llevando sus manos hasta las sogas de una de ellas, Jimin se subió a uno de los columpios y meciéndose levemente sintió la brisa fresca despeinar sus dorados cabellos -- ¿Quién eres? ¿Nunca te había visto por aquí? – el rubio se detuvo al sentir una voz aniñada detrás suyo, pero cuando giro, lo único que pudo ver era un arbusto que estaba al otro lado de una cerca que dividía la mansión con la otra casa.
--Mi nombre es Park...Digo Min Jimin...
--No era mi intención asustarte, yo me llamo Kim Taehyung. Pero mi hyung Hobi me dice Tata o Tae.
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