Brillaba una noche de abril, el cielo despejado nos tapaba como una manta, la luna; llena como nosotros; nos iluminaba. Las promesas, el amor y la codicia reinaban la noche. Las promesas que nos hicimos, el amor que llevábamos dentro y la codicia del uno por el otro. El calor que estalló con el roce, siquiera mano con mano; fuimos uno. Nos pertenecíamos y lo sabíamos los dos. Aquella noche, todo lo dicho se cumplió. Nos guiamos por un mapa mutuamente, fuimos una estrella en todo el mapa y una curva de todo un cuerpo. Cuando te echaste a un lado pensé que el mundo, se podía acabar ya, que yo moriría feliz...