Sweet little destiny 🦋 [Volkacio]

Capitulo 12

Algunos destinos no son buenos, como algunas personas dicen serlo, ¿A que si Horacio?

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—Horacio, podemos ir hoy a...

—No pequeño, hoy no puedo salir

El de cresta hablaba tan rápido que solo el tiny lograba asentir, pasándole cómo podía sus calcetas al de cresta morada.

—Es que yo quería ir contigo a...

El omega le miró fijamente, quitándole con cuidado las calcetas y poniéndoselas para después ponerse sus zapatos policiales, mismos que un día antes le habían sido otorgados.

—Viktor, ¿iremos después vale?

Suspirando, el tiny asintió mientras bajaba su mirada, caminando a su cápsula y cerrar la puertecita que tenía aquel refugio.

Horacio no se percató siquiera de despedir a su tiny, pues rápidamente salió de su habitación y caminar hacia la salida, encontrándose con su amigo de cabellera rubia.

—Gustabo, ¿Que haces aquí tan temprano?

El rubio le miró con un pequeño sonrojo en sus mejillas, siendo aquello una respuesta para el de cresta que comenzaba a caminar junto a él rumbo a comisaría.

—Vas a ver al barbas y le vas a dar un buen besote.

El omega rubio le dio un golpe a su amigo, comenzando a caminar más rápido.

—Vamos Gustabo, que bien que deseas eso, si yo tuviera a mi destinado frente a mi me arrojaría a sus brazos y...

Sus palabras se quedaron estancadas en su boca al recordar lo que hace unos minutos había pasado con su pequeño peligris.

Lo había ignorado, y peor aún, no lo dejo terminar una oración.

Y recordar como el tiny no se había despedido de él le había hecho doler su pecho.

—Tiny Greco quería venir, pero le dije que no porque luego anda de entrometido y... ¿estas bien osito?

El de bicolor mirada le observó antes de asentir, caminando hasta la entrada de comisaría, ignorando también a su amigo.

Aunque a este le importo poco, pues un mensaje le llegó a su teléfono.

"Salgo en unos momentos"

Gustabo sonrió mientras le contestaba con una foto de él en ese momento.

—Gustabo García, ¿que haces solo aquí? Un omega tan bonito fuera de comisaria

—Calla caranabo, que molesto y asqueroso es tu olor Leonidas...

El nombrado comenzó a reír mientras se acercaba un poco más a este, sin llegar a irrumpir su espacio personal, viéndole fijamente para luego soltar nuevamente su aroma, asqueando al omega.