Sweet little destiny 🦋 [Volkacio]

Capitulo 27

¿A que te aferras cuando estás solo en la oscuridad?

Sus pensamientos le estaban enfadando, el hastío que sentía era demasiado, tanto que tuvo que se apresuró a su departamento, cansado de todos aquellos documentos que leyó de tinys desaparecidos, posiblemente

—joder...

Su voz salió sin pensar, golpeándose la cabeza levemente mientras trataba de poner buena cara, su destinado estaba tras aquella puerta del departamento y los tinys no tenían porque preocuparse.

Lo importante era que su lindo omega y su bonito beta se encontraran bien, y eso hizo.

—Privet...

Y aquella sola frase hizo que un tiny de cresta revuelta corriera a saludarle, sonriendo el más alto y agarrándolo con sus manos, soltando su aroma de a poco al ver al tiny deleitándose de aquel cacao suave.

—te extrañe mucho Vik

El tiny permanecía absorbiendo el aroma en el cuello del alfa, haciéndole pequeñas cosquillas sin llegar a incomodarle

—Yo también te extrañé маленькая бета

Aquella frase rusa fue lo que hizo al tiny sonreír, otorgándole un beso en su mejilla antes de bajar y acercarse al tiny ruso que había salido de la recámara de su versión más grande, riendo mientras esperaba al otro tiny.

—Hache te espera en tu habitación, espero no te moleste que lo hayamos puesto ahí, pero se iba a ver mal que se fuera a la cama de Ivanov.

El mayor asintió, viendo como los tinys corrían hacia la cocina, posiblemente para robarse algunos caramelos que Ivanov había comprado por la noche, sonriendo antes de entrar a su habitación y ver al menor recostado en su cama, con su teléfono a la mano mientras sonreía.

—Privet Horacio

El moreno volteó a verle, saludándole con una bonita sonrisa que hizo al mayor tragar saliva

Sabía lo que hacía, después de todo, Gustabo le dijo que podía hacer para que el alfa le hiciera caso

Pobre omega moreno

Aquel alfa estaba más que encantado de tenerle en su cama, pues ahora, el Omega poseía sutilmente su aroma a cacao

Cacao y caramelo juntos

—Los tinys... están comiendo dulces...—murmuró atontado el alfa mientras se acercaba sutil a su cama, viendo como el moreno le hacía un espacio para que se sentara.

Sus ojos chocando por, ¿segunda vez? De aquel día, pues los nervios lograban consumirles al grado de hacerles retirar sus miradas de su destinado.

—¿Como te sientes?