Sweet little destiny 🦋 [Volkacio]

Capitulo 10

La prisa con la que caminaba era inevitable, después de encontrar al superintendente de aquella ciudad y comenzar a relatar lo que sucedía con su destinado dio inicio a un QRR.

Nadie sabía nada de aquel omega dominante, ambos tinys permanecían en su casa por órdenes de Armando.

No quería que les pasara algo.

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—Armando, ¿cómo estás?.—el de cresta miraba a su amigo como observaba al tiny de cabello peligris leyendo un libro sobre el hombro de su destinado.

—Una semana a pasado Horacio...—susurró mientras movía sus manos hacia su cabello y lo revolvía con efusividad.—tiny Armando se ve bien porque se la pasa en la cápsula de Jackie, de ahí no salen ambos y eso es lo mejor.

El de cresta sintió el característico olor de aquel alfa, chocolate amargo, un aroma de alfa que hacía ahora mismo marear a cualquier omega debido a la alta tensión que poseía, y el no era la excepción.

—¡Horacio!.—tiny Viktor se aferró a la camisa de su destinado, soltando su aroma para calmar a este.—Ten cuidado Armando, mira cómo está mi omega.

Armando sonrió enternecido, calmándose de inmediato, pues tiny Armando le había dicho que se ponía igual cada que Jack se ponía de aquel modo con algún alfa en ese estado.

Jack Conway

Necesitaba tener a su omega cerca, pero no había rastro de él, hasta que su teléfono vibró en su bolsillo y lo sacó rápidamente.

"Encontramos a Conway"

Aquel mensaje del superintendente le hizo galopar su corazón.

—¿estas bien Armando?

El moreno de miraba fijamente, pues el alfa permanecía con la vista fija en aquel mensaje, pálido y con el corazón bombeándomelo fuertemente.

—encontraron a Jack...

—Ve anda, corre y encuentra a tu omega.

El de ojos olivo se levantó y abrazó al omega y tiny, mirándoles por última vez y salir corriendo hacia la ubicación que le había sido mandada por el súper.

Marcando el número de teléfono de su padre, pues el estaba hoy al cuidado de los tinys.

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—Vik, ¡te quiero mucho mucho!—gritaba eufórico el tiny mientras corría hacia el nombrado que sonrió y lo atrapado en sus manos.

Soltando ambos sus aromas y dándose bonitos mimos.

—¿tu también me quieres mucho verdad?

El alfa de cabello grisáceo sonrió mientras comenzaba a asentir, viendo fijamente al tiny cómo hacía un tierno puchero y juntaba sus manitas.