"Viernes 8:00 PM - el bar dónde nos presentó Niko."
Joaquín releía el mensaje cada 2 minutos, ya había pasado media hora desde que dió la hora en que su esposo lo había citado a ese lugar. Estaban por tener una cita.
No era porque celebraran nada ó fuera una fecha importante, pero el castaño siempre se la pasaba diciendo a su esposo cómo era importante salir a tener citas de vez en cuándo a pesar de llevar 4 años de casados. Para él era una forma de mantener vivo el romance entre ellos y la verdad es que su esposo aceptaba para evitar que éste se sintiera abandonado.
Hacía ya bastante desde la última vez que salieron juntos de forma romántica, ó los dos sólos. Últimamente Andrés estaba demasiado ocupado cómo para siquiera pasar tiempo de calidad con su esposo, el único tiempo que pasaban juntos eran en las noches cuándo llegaba -demasiado tarde - directo a dormir, y algunas mañanas Joaquín despertaba sin encontrarlo a su lado.
Ocasionalmente él se disponía a llevarle de comer a su oficina, pero no era tan seguido ya que sabía que no podía irrumpir en el trabajo de su esposo cada vez que quisiera.
Actualmente vestía casual con sus jeans y un suéter blanco algo ajustado, su cabello rizado estaba peinado perfectamente hacía atrás en un chongo, se había esforzado mucho en verse bien sin que pareciera que esa era la intención.
Fué sacado de sus pensamientos por un hombre ridículamente alto, con cabello achocolatado y rizado, vestía un traje algo extravagante para el gusto de Joaquín.
- ¿Te dolió? - preguntó el recién llegado, mirando al más pequeño con sus ojos cafés que lo congelaron en su lugar por un momento.
Cuándo por fin entendió lo que acababa de preguntar ese extraño no pudo evitar reír y mostrar su mano que portaba su anillo de matrimonio.
- No soy un ángel y estoy casado.
- Eso no me molesta, - el oji-café se acercó un poco más con una expresión que asemejaba a la de un cazador.
El ojimiel rodó los ojos, - por favor vete, estoy esperando a mi esposo.
- Cómo gustes, yo estaré tomando con unos amigos cerca por si te aburres de esperar.
Ni siquiera volteó a ver hacía a dónde se dirigía el desconocido, no le interesaba recibir coqueteos de nadie, era feliz con su matrimonio.
Así que esperó.
Y esperó.
Miró una vez más el reloj antes de que sus ojos fueran cubiertos por unas manos increíblemente grandes y masculinas. No pudo evitar sonreír ante la idea de que Andrés por fin hubiera llegado, ni siquiera se había percatado de la gran cantidad de anillos que tenía cada mano.
- Temía que no fueras a llegar, - susurró el chico que llevaba varios minutos esperando.
- No podía dejar a una hermosura cómo tú esperando.
- ¿Quién eres? - preguntó retirando las manos de sus ojos y volteando en dirección a la poca conocida voz.
El más alto de los dos, con una gran sonrisa hizo una reverencia al mismo tiempo que se presentaba, - Emilio Osorio, el amor de tu vida por una noche.
Joaquín bufó lleno de indignación, - no gracias, ya te dije que no me interesa.
- ¿Te dolió?
- Creí haberte dicho antes que no soy ningún ángel, -contestó girándose de nuevo, quedando de espaldas al rizado.
Emilio se sentó a un lado de él, - me refería a ser plantado por tu esposo, estoy seguro que eso debe ser doloroso.
Joaquín bufó con mucha indignación, luego de casi 2 horas era casi seguro que su esposo no llegaría, pero no le daría la satisfacción al rizado de aceptar que tenía razón. Porque sí, dolía demasiado.
- Seguro le debe haber surgido algo importante.
El más alto rió, - cómo una cogida con alguna veinteañera de seguro.
- Él jamás me engañaría, - empezó el ojimiel - nos amamos demasiado para eso.
Emilio ordenó al barman dos tragos de whiskey seco antes de volver a voltear en dirección al otro hombre y decir que lo necesitaría, - cariño, nadie es realmente fiel, - dice Emilio lamiéndose los labios seductoramente mientras se inclina un poco contra el más bajo.
Se aleja del hombre y con gran indignación le responde, - mi esposo lo es.
- ¿Quieres apostar? - sonrió burlón - no hay nadie que sea completamente fiel, te puedo asegurar que cualquier persona engañaría a su pareja si se presenta la oportunidad.
El cantinero colocó ambos tragos enfrente de los hombre respectivamente.
- Sólo eres un hombre que no se ha enamorado de verdad, y siento pena por tí.
- ¿Porqué no averiguamos si tu esposo realmente es fiel? -Joaquín lo miró confundido -, trataré de seducir a tu noviecito y veremos si es tan fiel cómo dices.
El más bajo pudo sentir su sangre hervir de la rabia, quién se creía éste sujeto para decir tales tonterías. Tenía ganas de darle una gran bofetada, pero un mensaje nuevo llamó su atención al aparecer en la pantalla de notificaciones.
"Amorcito: Lo siento, surgió algo en el trabajo, no me esperes despierto."
Levantó la vista para ver fijamente al otro hombre, - por supuesto que no, he visto suficientes películas cómo para saber que eso nunca puede terminar bien, ahora, si me disculpas, - dijo levantándose del banco antes de tomarse todo el trago de whiskey de un golpe y colocar el vaso con fuerza sobre la mesa - preferiría estar en mi casa.
- Planeaba llevarte a la mía, pero si así lo prefieres...
Emilio se levantó para seguir al castaño, pero éste otro lo detuvo con la mano y le dirigió una mirada de fastidio. El oji-café le lanzó un guiño causando un leve sonrojo en éste, pero no lo detuvieron de irse.
Una vez se quedó sólo en la cantina tomó el otro vaso con licor y lo miró con mucho interés, sin mirar al cantinero, le preguntó con emoción, - ¿de casualidad conoces el nombre de ese hombre con el que estaba platicando?
El musculoso hombre detrás de la barra lo miró, no muy seguro de que le hablaba a él, pero cuándo levantó la vista para verlo fijamente le respondió, - su nombre es Joaquín Bondoni-, él y su esposo solían venir seguido.
Buenas aquí les dejo el primer capítulo bien tempranito.
Espero les guste.
Nos vemos AlbertXioW.
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Infieles // Adaptación Emiliaco
FanficJoaquín está felizmente casado. Emilio está felizmente soltero. Emilio cree que todos serían infieles en las condiciones correctas. Joaquín cree que nadie verdaderamente enamorado sería infiel. "-Cariño, nadie es realmente fiel, - dice Emilio lam...