Joaquín está felizmente casado.
Emilio está felizmente soltero. Emilio cree que todos serían infieles en las condiciones correctas.
Joaquín cree que nadie verdaderamente enamorado sería infiel.
"-Cariño, nadie es realmente fiel, - dice Emilio lam...
Esa misma noche Joaquín contó que tenía toda la intención de visitar a su madre y a sus hermanos más pequeños al siguiente día y enserio quería que Andrés fuera con él, a pesar de que no era la persona favorita de ningún miembro de su familia, igual le gustaba que lo acompañara.
— Lo siento, cariño, pero no iré.
— Por favor, los gemelos te extrañan — rogó Joaquín haciendo un pechero que sólo recibió una mirada irónica por parte del otro hombre, quién ya sabía que eso no era posible ya que los gemelos eran quiénes menos lo querían en esa casa.
Su desagrado era algo que Joaquín no terminaba de entender, incluso había hecho que su esposo les llevara dulces y juguetes, pero los niños se habían rehusado a aceptarlos. En cuánto al resto de sus hermanas y su madre, se encogían de hombros cada vez que les preguntaba la razón de su rechazo.
Aunque eso no significaba que fuera a darse por vencido en hacer que todos se llevaran bien.
— Igual debo ir a trabajar, pero ya veré a tu familia en navidad.
Joaquín frunció el ceño, estaban en julio.
— Sé que mi familia no te ha recibido con los brazos abiertos exactamente, — se pegó más a su marido — pero sé que con el tiempo te van a amar tanto cómo yo lo hago.
Andrés vió a los ojos mieles del hombre a su lado y suspiró pesadamente, — supongo que puedo llegar un poco tarde al trabajo.
Joaquín soltó un pequeño chillido de emoción mientras se abrazaba con fuerza al otro hombre.
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Emilio abrió la puerta de la casa de su madre con la llave que ésta le había dado y no tardó en hacer notar su presencia en la casa — ¡Mama, soy Emilio!
— ¡En el jardín! — escuchó a su madre y fué al lugar mencionado.
La mujer se encontraba sentada en un columpio de madera que veía al jardín, en una pequeña mesa que se encontraba al lado había una tasa de té vacía, era color miel ámbar con detalles plateados, el miel de los ojos de Joaquín es más bonito. Se regañó mentalmente por pensar eso.
— Hola hijo, tanto tiempo sin vernos, — reclamó su madre fingiendo enfado.
Emilio rodó los ojos con una sonrisa en el rostro, — lo siento, madre, jamás te volveré a dejar tan olvidada.
Ésta le hizo un ademan con la mano derecha para que se sentara a su lado en el columpio, cosa que hizo.
— ¿Cómo está todo en la corte?
— Excelente, — contestó alegre Emilio, se sentía orgulloso de su trabajo y le gustaba que su madre también lo estuviera, — mañana darán el veredicto final de un caso muy importante para mí.
— Todos los casos son importantes para tí, hijo.
El mencionado se sonrojó levemente, escuchaba frecuentemente que se apasionaba demasiado con todos sus casos, pero eso era bueno según su hermana. De esa forma se esforzaba siempre el doble para ganar.
