— ¿Porqué estabas en un lugar de abogados? — cuestionó Alan a su amigo cuándo estaban saliendo del edificio.
— Necesitaré uno para el divorcio.
El ojiazul se vió complacido por la respuesta que había recibido, pero no la comentó. Sacó un casco del asiento de su motocicleta y se lo dió al castaño para después sacar el suyo y ponérselo.
—¿Tienes hambre? — preguntó el pelinegro subiéndose al vehículo.
— Ya desayuné — fué lo único que respondió antes de subirse detrás del chico y rodearlo con sus brazos.
Tuvieron un rápido paseo en moto hasta una cafetería en el centro dónde podrían hablar tranquilamente.
Al llegar sólo había un hombre mayor de 40 años sentado en una mesa junto a un gran ventanal al lado de la entrada. Ellos decidieron tomar asiento al fondo del lugar para mayor privacidad.
—¿Entonces de qué querías hablar, bomboncito? — preguntó el ojiazul 1después de que ambos le dijeran su pedido a una mesera del lugar.
El ojimiel lo miró serio, — ¿qué sientes por mí?
— Te amo, por supuesto — respondió con fácilidad y una gran sonrisa, de verdad encontraba la situación del todo graciosa —, eres mi mejor amigo.
Suspiró con pesar, se veía exhausto.
— Alan, por favor deja de jugar.
El ojiazul se puso serio de repente, cualquiera pensaría que estaba enojado, pero el castaño sabía que ese ceño fruncido y el movimiento impaciente de sus manos sólo podían significar que estaba nervioso.
— ¿Estás enamorado de mí? — cuestionó luego de unos minutos de silencio.
Antes de poder responder fueron interrumpidos por la misma chica que había tomado su orden, ésta vez venía con dos tazas de café que colocó frente a cada uno de los jóvenes.
— Por supuesto que no — respondió por fin —, eso es ridículo.
— ¿Qué hay de la pintura? — se veía cansado y con ganas de llegar a su casa a descansar.
— Es normal querer pintar cosas hermosas — sonrió feliz hacía el chico, pero éste sólo lo miró incrédulo —. Lo estaba.
— ¿Desde cuándo? — no era lo importante, pero tenía curiosidad.
El ojiazul torció los labios y lo vió con la cabeza baja, viéndose increíblemente inocente de esa forma.
— Nuestro primer año de universidad cuándo los chicos no me dejaron entrar a los dormitorios por mi ascendencia pakistaní y tú amenazaste con golpear a todos los que me prohibieron la entrada — sonrió ante el recuerdo y el corazón del castaño se enterneció al recordar lo que había pasado después.
— Logré que el decano prohibiera todo tipo de conducta racista y aún así te negaste a volver esa noche a los dormitorios.
Fué probablemente el escándalo más grande que hubo ese año ver a Joaquín gritando por los pasillos del edificio que estaba listo para moler a golpes a cualquiera que osara siquiera pensar mal de su mejor amigo, sólo para ir a la oficina del decano para gritarle que se encargaría de hundir la reputación de la escuela si seguían permitiendo actitudes de discriminación.
Era sorprendente lo que un molesto Joaquín Bondoni podía lograr, pero ese no fué el final de la historia, pues a pesar de conseguir justicia ese mismo día, Alan estaba tan enojado —y también humillado — al haber sufrido tal cosa, que sin pensar decidió no poner pié en el edificio de nuevo.
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Infieles // Adaptación Emiliaco
FanficJoaquín está felizmente casado. Emilio está felizmente soltero. Emilio cree que todos serían infieles en las condiciones correctas. Joaquín cree que nadie verdaderamente enamorado sería infiel. "-Cariño, nadie es realmente fiel, - dice Emilio lam...