10. Buena chica

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Si hubiese alguna palabra para describir el dolor que la asfixiaba en ese momento, Ochako nunca la podría encontrar. Quizás realmente no la había.

Años de noviazgo, esfuerzos desmesurados, apoyo incondicional, amor y admiración; simplemente se negaba a derrumbar todo eso con una simple palabra. Traición.

Regresó en el primer vuelo a Tokio antes de que su prometido en compañía de la amante la encontrara aferrada en el baño y hacer de ella una vergüenza más grande si eso fuera posible.

Aparcó fuera de la entrada. Los dedos de las manos cambiaron a un tono amarillento al apretar con tal fuerza el volante del auto mientras se mordía la mejilla conteniendo el nudo en su garganta.

Respiró profundo antes de bajar.

No recordaba ciertamente cuando fue la ultima vez que visitó a sus padres en la que antes fue su casa después de volverse independiente, no solo porque siempre terminaba en duda su desempeño como presidenta de la compañía, sino también porque los señores Uraraka estaban de viaje la mayor parte del tiempo.

Pero esta vez, no sería una visita familiar.

Ochako se encontraba derrumbada sobre ella misma y lo único que estaba necesitando era la calidez y amor que una madre puede dar en momentos así.

Entró sin antes tocar la puerta y apenas se quitaba las zapatillas cuando la recibió el aroma de katsudon preparándose en la cocina.

La señora Uraraka tan elegante como siempre terminaba por colocar la carne de cerdo en el plato con un cuidado exagerado dándole indicaciones a la cocinera hasta que reparó en la castaña.

-¡Ochako? -exclamó con una mezcla de sorpresa y sobresalto- ¿Qué haces aquí? Pensé que no salías del trabajo hasta tarde.

-Quise venir a comer ¿está bien si...me quedo... un rato?

Apenas pudo terminar de hablar cuando se llevó las manos al rostro cubriéndose. Su madre acudió apurada protegiéndola con un abrazo.

-Oh querida.

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La habitación seguía decorada con antiguos posters juveniles de moda, algunos libros en la repisa que nunca volvería a leer y peluches regados en la cama donde ahora se hundía como si fueran arenas movedizas.

Sentía la suave mano de su madre acariciarle el cabello tratando de tranquilizarla para cuando su padre llegara de jugar golf no la encontrara en ese estado.

-Todo estará bien, Ochako. Puedes decirme lo que ocurrió. -en vista de que no contestaba, empezó a preguntar-¿Es algo relacionado con la empresa?¿Con la colección?

Abrazada a un enorme oso panda, la castaña negó con la cabeza sin dejar de sollozar.

-Ehm, entonces es un problema con ¿tu prometido?

Se contrajo notoriamente apretando mas el peluche escondiendo el rostro para ahogar el llanto.

-¡Tenya? ¡Dioses! ¡Le pasó algo grave? -la alarma de su madre le hizo despegarse del oso con el rostro encolerizado rojo casi granate.

-¡Eso espero!  Ojala se muriera, no quiero volver a verlo jamás en mi vida ¡NUNCA!

-Ochako...

-Él...ha estado jugando conmigo, todo este tiempo, ha sido una completa farsa. Nuestra relación...nuestro compromiso...¡¡Todo ha sido una broma para él, incluyéndome!!

Mi querido asistenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora