3. Deseos incumplidos

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-Buen día, habla a presidencia...Ah, señor Tanaka, Uraraka-san no puede atenderlo en este momento pero podría devolver la llamada en diez minutos...De acuerdo, yo les comunico de su asistencia.
Midoriya colgó el teléfono al mismo tiempo que se incorporaba de su lugar. Caminó hasta la oficina llevando consigo unos documentos en una mano y en la otra una bebida caliente.
Con dificultad deslizó la puerta. Ochako estaba apoyada sobre su escritorio.
-Ejem -carraspeo alertando a la castaña.
-¡Estoy despierta! -se despertó agitada. Paseo la mirada por la oficina ubicándose. -Demonios, no deberías dejarme dormir así, Midoriya-kun.
Se estiró cual felino limpiando con disimulo la gota de saliva en su rostro, lo que le pareció tierno al peliverde.
Estaba por colocar la taza en la mesa cuando ella se apresuro con cuidado de no derramarla.
-¿Latte? -sopló con precaución antes de empinarse la bebida.
-Con una de azúcar y un extra de expresso.
-Hummm siento que vuelvo a la vida- la cara complacida de la castaña lo dijo todo. - Midoriya-kun, necesito revisar los reportes de venta...
-La tienda en Shibuya tuvo un incremento en ganancias del 5%.-se adelantó, ofreciéndole una carpeta con los documentos.
-¿Y qué hay sobre...?
-Esta mañana se entregó el último pago al banco, ya no genera intereses. Las nuevas telas están confirmadas para recibirlas en esta semana. Todo está al día, Uraraka-san.
-Te agradezco por tu duro trabajo. -contestó con una amplia pero cansina sonrisa.
Izuku se inclinó para salir de la oficina y que Ochako se pudiera concentrar en los informes.
-Ah, Uraraka-san, el señor Tanaka llamó para confirmar su presencia en el cóctel de esta noche. Y no olvide que debe comunicarse con el gerente de Shinjuku en 5 minutos. -añadió como último.
-Supongo que tendré que ir.  -dudó entre suspiros antes de volver la mirada al papel.- Haré la llamada desde aquí, que nadie me interrumpa.
Cerró la puerta detrás de él dejando salir todo el aliento. Al instante que salió, sintió el rubor en sus mejillas reviviendo las felicitaciones de su jefa. Se dio unas palmaditas en las mejillas recobrando la compostura.
Regresó a su computador para seguir con su trabajo. Siguió con la organización de la agenda que debía pasar a electrónico.
Llevaba tres semanas como secretario de presidencia y estaba por completo orgulloso con su desempeño. No tardó en acoplarse a la rutina y los pequeños gustos de Uraraka, se desvelo un par de noches para empaparse con los datos de la empresa y gracias a ello ahora realizaba trabajos superiores a los de una secretaria normal.
Pero era lo menos que podía hacer por ella, con toda la presión que cargaba al acercarse el próximo lanzamiento, Ochako apenas comía.
Lo que le recordaba, tenia que ordenarle su comida del día. Se puso el teléfono al oído, apenas iba a marcar los dígitos cuando las puertas del elevador se abrieron.
Izuku notó que era algo raro que alguien subiera sin antes ser anunciado, pero la explicación venia implícita.
Caminó acomodándose las mancuernas del saco, con una actitud pedante como si fuera el dueño de la empresa se dirigió hasta la oficina.
-Buen día, puedo ayudarle ... -Izuku dejo lo que hacia a un lado, rodeo su escritorio para detenerlo cuando el otro lo paso de lado- ¡Uraraka-san no puede atender a nadie en este momento!
-Me atenderá a mí. -respondió sin dirigirle la mirada abriendo la puerta de la oficina sin previo aviso.
Uraraka seguía revisando los documentos a la vez que atendía la llamada se Shinjuku.
-Quiero un informe detallado sobre las bajas que hubo este mes y no me interesa saber si no es culpa tuya solo hazlo. -colgó con un golpe demostrando su enfado.- Tenya, no me dijiste que venias.
Su enojo se disipó notoriamente. Paso una mano sobre su saco lila tratando de verse más presentable, como si no fuera de por sí suficientemente atractiva.
-Estaba de paso y pensé que podríamos almorzar juntos, aunque veo que estas ocupada -dijo echándole un vistazo al desorden sobre el escritorio.
-¡Ah no, para nada! -junto los papeles pasándoselos con discreción al peliverde que seguía ahí viéndolos- Midoriya-kun, ¿puedes hacerte cargo de esto? En cuanto llegue lo resolveré.
Izuku con documentos en mano, hizo una inclinación y salio. No obstante, pegó el oído a la puerta escuchando con atención.



Mi querido asistenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora