Capítulo 11 | Mery

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- Deja de moverte

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- Deja de moverte. –

- Es que me lastimas. –

- ¡Félix! Ni los niños perdidos se quejaron tanto. –

Mery, Félix y algunos niños perdidos habían ido a explorar al boque. La verdad es que habían aprovechado que Peter no estaba en el campamento y querían ir a la isla calavera para buscar tesoros y misterios. Ni Félix ni Merida tenían la autorización para ir, pero la pelirroja decidió que quería una pequeña aventura; así que los llevó a la isla.

- Peter no va a estar contento. –

- Oh vamos, Félix. Nadie murió. Solo... bueno... las heridas ni se notan. –

- ¡Auh! –

Se quejó el chico.

- Es fácil para ti decirlo. Ya que a ti no te hará nada. Pero mi cuello está en peligro. –

Por desgracia en la isla calavera se toparon con algunos de los piratas de Garfio. El viejo bacalao había vuelto y de nuevo fastidiaba a Pan y los niños perdidos. Los chicos mayores, Félix y Mery se defendieron y protegieron lo mejor posible a los chicos, pero fue inevitable tener heridas.

La niña perdida también sabía que Peter no estaría contento. Pero los niños estaban bien y preparó té con hojas especiales, eran sanadoras. Mery en serio quiso un día de aventura. Las últimas semanas Peter había restringido el territorio a todos; prohibiendo salidas o excursiones; no dijo el por qué, no dio explicaciones, solo fue así. Ella trató de hablar con Pan y saber lo que estaba pasando, pero nada.

Cuando terminó de atender las heridas de Félix, ambos hicieron el té especial y lo repartieron entre todos los niños perdidos; también prepararon cena y todos ya estaban contentos comiendo tranquilos.

Ya que Peter no estaba, no hubo baile en la fogata esa noche. La pelirroja solo esperaba que todos terminaran de cenar y se iría a dormir.

- Peter ya tardó demasiado ¿Dónde estará? –

- Estabas preocupado porque puede estrangularte gracias a lo que pasó y ahora estás preocupado de que vuelva pronto ¿En serio? –

Mery se burló. Pero Félix en serio le temía a Peter. Tenia completa lealtad, pero el miedo y la lealtad iban de la mano. La niña pedida no era consciente de eso, para ella, Félix era el mejor amigo de Peter.

Todos terminaron de cenar. Félix ayudó a recoger algunas cosas y al final Mery le dijo que ella esperaría a Peter, que fuera a dormir.

El cielo estaba despejado, se alcanzaba a ver perfectamente las estrellas y esa era una noche de muchas en la que la pelirroja dejaba volar sus pensamientos. En la última semana, Mery había tenido sueños raros; no eran específicos, solo imágenes que veía; había símbolos, varios y de todo tipo, dragones, lo cual era curioso para ella, ya que jamás había visto alguna criatura como esa; veía copos de nieve, una brillante linterna de papel y un pequeño fantasma azul.

Nunca JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora