Capítulo 26 | Planes y acciones

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No era Peter Pan; no sabían con exactitud que era

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No era Peter Pan; no sabían con exactitud que era. Merida, en algún punto, hubiera dicho que era su sombra, pero lo que estaba ahí frente a ellos era más oscuro, turbio y fue obvio que hablaba.

- ¿Qué pasa? ¿No me reconocen? -

- Peter... pero ¿Qué...? -

- Vengo a dar la primera y única advertencia. -

Por instinto, Jack e Hipo dieron un paso al frente protegiendo a las chicas.

- Salgan de aquí, vayan al mar... a la isla calavera y denme la cara ¿Querían pelea? Bien... la van a tener. O sigan escondidos y aténganse a las consecuencias. -

La cosa levantó el brazo y los señaló.

- Está es mi isla, ustedes se metieron conmigo. Ahora... pagarán. -

Y se disolvió. Desapareció tan rápido como se había mostrado. Todos respiraban agitadamente; fue una amenaza, eso seguro. Lo peor es que parecía que Peter Pan tenía un plan y ellos nada.

- Viene por nosotros. -

- La oscuridad se acerca. -

Merida y Jack hablaron. La conexión a los espíritus que tenía Frost hacía que en su alrededor pudiera sentir la oscuridad y que próximamente los rodearía. Merida conocía a Peter Pan, su amenaza debía ser tomada en serio.

- ¿Qué haremos? -

Preguntó Rapunzel; empezaba a trenzar su cabello. Hipo la ayudó y todos pensaban y procesaban la amenaza de Pan.

- Tiene todo planeado. No podemos quedarnos aquí ni atacar de frente, perderíamos. -

Habló Merida.

- ¿Vas a sugerir algo o solo vas a señalar lo que ya sabemos? -

- Claro... ahora tú quéjate de mí, Hipo. -

- Es lo que tú hiciste antes. -

- No hay tiempo para volver a discutir. -

- Tú no te metas, Frost. -

La mención de nombre de esa manera lo hizo retroceder un paso y sorprendió a Merida. Ni la amenaza de Pan había cambiado algo. Seguían divididos y seguirían peleando.

- Es cierto ¿Si o no? -

Preguntó Hipo. Rapunzel terminó de atar su cabello y dio otro paso adelante para acompañar a Hipo.

- ¿En serio perdimos el amor? ¿Su amor? -

Avanzó con pasos seguros, pero con el corazón temblando, Jack dio unos pasos atrás y ni él ni la rubia quisieron interrumpir. Hipo tomó el rostro de Merida y la acercó tanto que sus alientos se mezclaron.

- Veme a los ojos... y dime que no me amas, Merida. -

La expresión de ambos era de dolor y esperanza, porque ambos esperaban lo mismo, esperaban un "Te amo" de parte de ella, pero nunca llegó. Sería lo más cerca que estarían y tal vez la única oportunidad que tenga; Hipo terminó con el espacio entre ellos y la besó.

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