"Los Cuatro Grandes" el futuro de la magia. Cuatro pequeños que están destinados a la grandeza, a ser los héroes que protejan todos los mundos llenos de magia. La Luna, El Sol, La Tierra y El Destino lo decidieron así. Pero, la existencia de otro ni...
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Jack volaba a toda prisa; no podía creer que los elementos no hayan hablado antes con él. El viento estaba inquieto, en varias partes donde pasaba Jack, la gente se preguntaba ¿Por qué el viento estaba descontrolado? ¿Por qué soplaba tan fuerte en plena primavera? Pero nada detendría a Jack para llegar al reino de Corona.
Voló casi un día entero; para el anochecer ya estaba en el bosque de Corona, cruzando la cortina de lianas y viendo la torre abandonada. Tragó nervioso y suspiró.
- Por favor... que tenga razón. –
Se tomó algo de tiempo ya que tenía miedo y cada paso que daba para acercarse su corazón latía más rápido y sus manos temblaban, aunque no tuviera frio.
Se acercó y voló de nuevo hasta la ventana, la abrió con cuidado y entró. Todo estaba oscuro, pero sorpresivamente parecía limpio, había un eco no del todo vacío.
- ¿Hola? –
Avanzó unos pasos.
- Sé que hay alguien aquí... ¿Hola? –
Sintió una ligera ráfaga de viento.
- Sé que hay alguien aquí. Sal ya... no te haré daño. –
Otro pequeño viento y luego un golpe fuerte en la cabeza. Jack cayó por el dolor; justo en la nuca lo golpearon. Detrás, había una joven de larga cabellera que sostenía un sartén y estaba asustada pues solo se defendía.
Vio tirado al muchacho de cabello blanco; vio que aun respiraba y eso la hizo sentir bien, pero seguía algo alterada. La joven rubia había despertado días atrás cerca de la torre; no sabía dónde estaba o lo que pasaba. Lo único que tenía en la cabeza era su nombre, eso y un instinto que la guio a la torre entre el bosque.
Sus nudillos estaban algo blancos, no dejaba de apretar el sartén.
- Calma... calma... está vivo, está... aquí... ¿Cómo llegó? ¿Cómo supo que había alguien aquí? –
Se alejó unos pasos.
- Cálmate ya... ¿Qué hago? –
Caminó de un lado a otro, pensaba y pensaba, pero todo en blanco. Había estado algo pacifica en esa torre sola por unos días, sin nadie.
Escuchó un quejido y volteó; el joven de cabello blanco ya estaba de pie y viéndola fijamente.
- Olvidé lo mucho que dolía ese sartén. –
Rapunzel de inmediato colocó el sartén frente a ella señalando y amenazando al peliblanco.
- Tú... tú... -
- Tranquila, Rapunzel. Baja eso por favor. –
Jack vio el error que cometió, pues la rubia se asustó mas de lo que ya estaba.
- ¿Qué... tú... yo...? ¿Sabes... sabes mi nombre? –
Jack respiró hondo y dejó su cayado para levantar las manos.
