Capítulo 24 | Búsqueda de libertad

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- ¿Haremos algo? ¿O seguiremos sin hablar? -

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- ¿Haremos algo? ¿O seguiremos sin hablar? -

La desesperación de Hipo había vuelto. Querían escapar. Ya habían recuperado a Merida, Jack estaba con ellos igual y casi todas sus memorias; era hora de irse a casa.

- ¿Tienes algún plan? ¿O solo estás quejándote? -

Y Merida estaba cansada de esa desesperación. El vikingo se quejaba de todo, tenía ideas, pero ningún plan claro y no dejaba de caminar por todo el camarote.

- Tal vez si me ayudaran ya tendríamos un plan. -

- Y tal vez si te calmaras y te callaras también lo tendríamos. -

Todos se sorprendieron por el cómo Merida respondió; no solía hablarle así a Hipo. El vikingo buscó la mirada de la pelirroja, pero ella seguía sin querer verlo directamente, ya que sus ojos no eran iguales, su mirada había cambiado y todo ese tiempo había querido evitar herirlo.

- ¿Vas a seguir así? No me ves de frente y ahora ¿Me hablas con hostilidad? -

- ¿Hostilidad? ¿Quién eres... mi madre? -

Hipo vio a Rapunzel y su amiga solo pudo darle una mirada compasiva.

- De hecho, pasé mucho tiempo con ella desde que te perdimos. -

La cabeza de Merida se movió un poco para prestar atención, pues las palabras de Hipo le interesaron.

- Con ella, con tus hermanos, con tu padre. Pasé demasiado tiempo con ellos en DunBroch buscándote. Así que perdona si mi lenguaje mejoró cómo el del príncipe. -

Merida soltó una pequeña risa seca.

- Ah... eso lo explica. -

- Merida. -

Le habló Rapunzel, dijo su nombre cómo un pequeño reclamo, que dejara de hablar así. Jack tomó la mano de la rubia; sabía que Merida había sido más honesta con él que con Raps, no quería ofenderla o que pensara que él es más importante. Jack supo que era mejor que las cosas fluyeran, que ambos, Hipo y Merida sacaran ya, al fin, todo lo que tenían guardado, aun si terminaran gritando y discutiendo.

- No has preguntado por ellos en todo este tiempo. -

- Perdón, Hipo. He estado algo ocupada al ser traicionada por piratas, enfrentar a Peter Pan y tratar que mi cabeza no explote. -

- Pareciera que no te importan. -

Merida de inmediato se puso de pie, tomó a Hipo de su armadura y lo azotó contra la puerta.

- ¿Quieres que te vea a los ojos? Bien... ¿Quieres que hablemos? Bien... pero tal vez no te guste la nueva Merida. -

Lo soltó, no sin antes darle un empujón.

- Y no te atrevas a insinuar que no me importa mi familia. -

Hipo respiraba agitadamente. En definitiva, no era la Merida que él conocía: Rapunzel y Jack solo observaron en silencio y no soltó en ningún momento la mano de la rubia.

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