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Segundo año universitario, su cuatro semestre, hasta ahora era su favorito ya que estaban enseñándole escultura, se sentía demasiado orgulloso de su progreso durante todo el tiempo que llevaba en la universidad, su vida social no había cambiado demasiado, Ahn YuJin se había vuelto su mejor amiga con el paso de los meses y así viceversa, solía compartir con MinHee, Hyeongjun y Taehyun en algunas ocasiones, posiblemente era mayormente conocido por eso hasta ahora ya que sorprendentemente en meses, el cuarteto que era conocido por ser formado por Kang Taehyun, Song Hyeongjun, Kang MinHee y Choi Soobin se había convertido en uno de los más mencionados en los alrededores de la universidad, siendo unidos a ellos Seongmin Ahn como el guapo chico de primer año de Artes escénicas y Choi Beomgyu como el novio de Taehyun.

Mientras él solo era un chico más de la facultad de bellas artes, no era como que le molestará, pues no le agradaba llamar tanto la atención, pero cuando se topaba con ellos la atención de inmediato se posaba en él ya que dentro de la facultad aquél grupo de amigos -que ahora era de seis chicos- llamaba la atención de hombres y mujeres, que soñaban con algún momento poder chismear con Beomgyu sobre sus novios y así, o al menos cosas así escuchaba él a veces cuando caminaba con Yujin por los pasillos o la cafetería.

Habían pasado alrededor de seis meses desde que Choi Soobin se había alejado de él, no por completo pues aún compartían leves momentos juntos cuando los demás le hablaban, sobre todo Beomgyu, Seongmin y MinHee, la mayoría de las veces, Soobin solo se quedaba en silencio evitando su mirada, pero cuando sus miradas se encontraban se les hacía difícil poder terminarlas, era algo que siempre fue de ellos, pero que él había olvidado luego de él accidente que habían tenido meses atrás, pero aun así, su memoria había mejorado bastante y gracias a conversaciones o acciones lograba recordar cosas que en algún momento había olvidado, el dolor de cabeza seguía en algunas ocasiones, pero ahora no era tan fuerte ni molesto como antes, podía sobrellevarlo, los mareos eran lo que más le afectaba ahora, pues con la carga académica le eran más frecuentes de lo normal en ocasiones de estrés.

—No puedo creer que Seongmin sea tan guapo —Murmuró Yujin mirando al menor que se encontraba a unas mesas de ellos, casi podía ver corazones y brillitos flotando a su alrededor.

—Yujin, es un año menor que tú y actúa como un niño...

—Ambos sabemos que la edad no es algo que importe, y no es como que me guste, pero diablos es jodidamente guapo y no puedes negarlo —Reclamó la castaña señalando lo mientras abría levemente sus ojos.

—Bueno si, Seongmin es guapo —Admitió él cruzándose de brazos sobre la mesa luego de haber terminado de comer.

—Es jodidamente guapo —Exclamó llevando sus manos frente a él con dramatismo.

—Lo que digas Ahn —Dijo él riendo suavemente mientras le daba una mirada reprobatoria.

Yeonjun paso una mano por su cabello y giro levemente su cabeza para poder dirigir su mirada hacia la mesa donde se encontraban los seis chicos más populares de la facultad, Beomgyu quien se encontraba junto a su novio, pudo verlo y de inmediato levantó su mano saludándolo con entusiasmó, él sin poder contener su sonrisa movió su mano de inmediato, la acción de ambos no pasó desapercibida, por lo que los demás miembros de la mesa no tardaron en voltear a ver de quién se trataba, de repente casi todos ellos estaban saludándolo, a excepción de Soobin quien solo se dedicó a observarlo en silencio.

—Antes te llevabas bien con Soobin, no entiendo porque de repente se alejó cuando se supone que te quería...

—Supongo que lo lastime demasiado —Intervino él mientras volvía a mirarla.

—Siento que en ese entonces era un momento en el que necesitabas de él... es decir

De repente Yeonjun dejo de escucharla mientras mantenía su mirada fija en la pared, su corazón no tardó en acelerarse mientras una mezcla de emociones se instalaba en él.

"—¿Y lo que yo siento? No quiero que esto siga creciendo, porque no puedo fallarle a mi papá, tengo miedo..."

—¡Kim Yeonjun! —Exclamó la castaña al no obtener respuestas del más alto—. ¿Qué pasa?

Yeonjun parpadeo un par de veces mientras volvía a mirarla, notando su expresión llena de preocupación, este giro su cabeza nuevamente hacia él grupo de chicos encontrándose con la mirada del castaño observándolo con atención, aunque al momento de cruzar miradas este de inmediato la apartó.

—Estoy bien... iré al salón antes, te veo allá —Murmuró él levantándose y tomando su bandeja y mochila con sus manos para poder salir de allí.

—Espera, voy contigo —Dijo Yujin imitando su acción para poder seguirlo.

"—Espera, por favor hablemos, Yeonjun, prometo que no lo haré de nuevo..."

Tenía que acostumbrarse a que cosas así sucedieran porque eran más frecuentes de los que podía imaginarse y aun así no lograba reaccionar de una buena manera, intentaba huir, tratar de recordar más y eso solo lograba que su cabeza doliera o que se desconcentrara de lo que de verdad importaba para el en ese momento.

—¿Recordaste algo? —Preguntó la castaña tomando su brazo para enlazarlo con el suyo mientras caminaban por el pasillo.

—Si... algo así —Afirmó él mientras observaba hacia adelanto algo agobiado.

La mezcla de emociones que sentía era demasiado fuerte, sentía ganas de encerrarse y llorar, pero sin tener clara una verdadera razón para hacerlo, se sentía extraño, como si estuviera en una especie de pesadilla y sueño a la vez del cual no podía despertar y debía quedarse allí atormentándose a su mismo sin poder evitarlo.

—¿Tiene que ver con él? —Quiso saber la castaña mientras hacía una pequeña mueca.

—Todo tiene que ver con él, Yujin —Comentó él soltando un suspiro.

—Lo sé, si es frustrante para mí no puedo ni imaginar en cómo te sientes tú —Dijo ella dando suaves caricias en el brazo del azabache.

—¡Yujin, Yeonjun!

—Oh, Yuna está aquí —Habló emocionada la castaña mientras alzaba su mano y saludaba alegremente a la rubia que corría hacia ellos por los pasillos.

Si, Yuna había vuelto a aparecer en su vida, su papá los había presentado formalmente hace unos meses durante una de las tantas misas de los domingos, él se disculpó con ella por haberla golpeado —Cosa que él no recordaba en absoluto, pero aun así lo había hecho— la rubia lo había aceptado y al final se había dado cuenta de que en realidad eran increíbles personas y se llevaban bien, aunque no compartían mucho tiempo juntos en la universidad ya que la menor estudiaba artes escénicas a diferencia de ellos dos.

La rubia solo se había convertido en una enérgica y agradable amiga más en su pequeño círculo social, con algunos problemas de por medio.

La rubia solo se había convertido en una enérgica y agradable amiga más en su pequeño círculo social, con algunos problemas de por medio

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𝙋𝙄𝙒𝙆𝙀𝙉𝙔𝙀𝙔𝙐 // 𝙎𝙊𝙊𝙅𝙐𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora