𝟰𝟳

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Las respiraciones aceleradas eran notorias cada vez que sus labios se separaban, haciendo resonar pequeños chasquidos cada vez que finalizaban algunos de sus besos, las manos del azabache bajaron casi de inmediato de los hombros del mayor, colocándose sobre los botones de la oscura camisa que llevaba puesta, la cual fue desabrochar bajo su atenta mirada, una pequeña sonrisa apareció en los labios del pelimorado mientras observaba la cálida y nerviosa mano del menor deslizarse por su piel.

Soobin jamás había sido alguien que pasara mucho tiempo haciendo ejercicio, lo hacia de vez en cuando y gracias a eso, tenía un pecho y abdomen en forma, ni demasiado marcado ni plano, se sentía cómodo y satisfecho con su cuerpo, más cuando Yeonjun ya lo había visto así antes.

— ¿Estas seguro de lo que quieres? —Preguntó el mayor levantando su mirada para encontrarse con los brillantes ojos del azabache. — No quiero que lo hagas por inseguridad o por qué te sientes presionado

Yeonjun lo observo en silencio mientras recorría cada una de sus facciones, notando lo preocupado y nervioso que se encontraba el de cabello grisáceo en ese momento, colocó su mano libre en la nuca del más alto y lo acerco para poder unir sus labios en un lento y profundo beso mientras que con su otra mano recorría la espalda del mayor, alejándose unos escasos centímetros en busca de aire.

— Estoy seguro de esto... —Murmuró con voz jadeante mientras sentía nuevamente el frío de la pared del pasillo a través de la delgada camiseta que llevaba puesta. — Quiero estar contigo, no solo que te quedes, necesito que me toques y me beses...

Soobin agachó un poco su cuerpo para poder alzar al menor desde la parte trasera de sus muslos, sintiendo como este se aferraba a su cadera para no caer, mientras envolvía cuello con ambos brazos, inclinándose para volver a unir sus labios en un beso húmedo de aquellos que los invitaban a continuar con aquellas caricias que erizaban su piel.

De repente las piernas del menor se soltaron, volviendo a quedar sobre el suelo, mientras veía al mayor alejarse para cerrar la puerta con seguro, a pesar de que eran las únicas personas que se encontraban allí, a pesar de que sabía que nadie los iba a molestar.

— Si no te acercas lo haré yo —Comentó él sintiendo sus mejillas arder mientras veía al mayor observarlo detenidamente desde la puerta.

— No quiero hacer esto rápido... no eres alguien con quien simplemente quiera acostarme por placer, Yeonjun —Dijo el mayor acercándose a él finalmente, colocando sus manos en la cadera y cintura del más bajo.

El azabache sonrió sin poder evitarlo, sintiendo al mayor buscar sus labios para poder besarlo fugazmente, desconcertándolo por unos segundos, hasta que sintió su camiseta ser levantanda por las manos del pelimorado, este alzo sus brazos, dejando que las manos del mayor recorrieran su piel, haciéndolo sentir suaves hormigueos con cada toque.

Soobin colocó una de sus manos en la espalda baja del menor, mientras que volvía a unir sus labios, caminando hacia atrás mientras iniciaba un recorrido de besos por la mandíbula, cuello y hombros de menor, escuchando suaves jadeos de parte de este cada vez que utilizaba sus dientes para morder suavemente su piel.

Yeonjun no tardo en sentir el borde de la cama en sus pantorrillas, subiendo a esta con cuidado mientras el mayor lo observaba de pie, el azabache acomodó su espalda sobre las almohada mientras veía al mayor terminar de quitarse la camisa, para luego desabrochar el cinturón de su pantalón.

Aquella pequeña pero importante acción hizo que los nervios del menor aparecieran, había visto a Soobin sin camiseta y habían compartido con anterioridad algunos momentos íntimos, pero ninguno de ellos se había demostrado jamás desnudo completamente, siempre llevaban su pantalón puesto y jamás habían sido capaces de seguir más allá hasta quedar completamente expuestos.

𝙋𝙄𝙒𝙆𝙀𝙉𝙔𝙀𝙔𝙐 // 𝙎𝙊𝙊𝙅𝙐𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora